La UD Ibiza hizo historia en la tarde-noche de ayer. El equipo de Pablo Alfaro se cargó a un equipo de superior categoría, el Albacete, en la segunda ronda de la Copa del Rey después de empatar a uno e imponerse en los penaltis (5-3). De esta forma, estará en el bombo del sorteo de dieciseisavos de final, que se celebrará el martes. Ahí tiene serias opciones de medirse a un equipo de Champions, el sueño de la isla.
Tal y como se preveía, el equipo unionista sacó al once titular para buscar la siguiente ronda, con Kike López como extremo izquierdo en lugar de Cirio, mientras que los albaceteños plantaron una alineación prácticamente repleta de suplentes. Con este panorama y en un duelo que medía a una escuadra de la zona alta de la categoría de bronce contra uno de la baja de la división de plata, no fue de extrañar que los ibicencos llevaran tímidamente la manija del partido.
En el primer cuarto de hora, el único que se aproximó a la portería rival fue la UD Ibiza. Eso sí, el portero Brazao no tuvo que intervenir en ninguna de las tres acciones. Primero, Rubén cabeceó por encima del larguero una falta lateral botada por Javi Lara a los tres minutos. Luego, un centro-chut de Javi Lara levantó el uy en la grada. Por último, Rodado, que recibió un balón largo de Morillas, chutó fuera en el interior del área tras zafarse de Caro.
Desaparecidos
De los manchegos no había noticias en ataque. Incluso se les notaba cierta falta de entendimiento, algo normal habida cuenta de que eran once jugadores nada habituados a competir juntos. De hecho, su primera llegada se produjo pasada la media hora de juego. Eso sí, fue bastante clara. Capezzi lanzó a las nubes la pelota tras un error en el despeje de Mariano, recién incorporado por la lesión de Morillas. La baja del lateral izquierdo obligó a Rubén a ocupar el carril y los pitiusos perdieron esa profundidad que les daba el murciano.
Antes de que los visitantes probaran fortuna por primera vez, Rodado, en un cabezazo forzado que no vio ni puerta, y Javi Pérez, en otro testarazo cruzado, trataron de romper el ?cerocerismo?. Sorprendentemente, el que puso fin al empate sin goles fue el Alba. Los de Luis Miguel Ramis aprovecharon al filo del descanso la oportunidad más clara de todo el partido. Ojeda se plantó solo ante Germán, que salvó el disparo pero no pudo hacer nada en el rechace, que lo aprovechó Álvaro Jiménez para llevar a los suyos con ventaja al descanso. Can Misses enmudeció. Y es que nadie esperaba ese chasco.
Lejos de sentirse como un gol psicológico, los celestes salieron como un rayo al terreno de juego en busca de empate. Pudo producirse a los cuatro minutos, pero el árbitro anuló por fuera de juego el tanto de Pep Caballé, que había atinado con la red después de dos paradones de Brazao a Javi Lara y Kike López.
Confianza
En la grada se gritaba el clásico «sí, se puede» en el minuto 52. Y es que el dominio era total y absoluto por parte de los pitiusos. Pablo Alfaro metió a Raí por Caballé para dar algo más de desequilibrio al extremo. El empuje de los celestes encontró recompensa en el minuto 67. Dicen que tanto va el cántaro a la fuente que, al final, se rompe. Núñez, un ex del Albacete, se encargó de nivelar la balanza con un remate en el área pequeña. Los más de 4.000 espectadores que abarrotaron ayer Can Misses estallaron de júbilo y volvieron a jalear el «sí, se puede».
El juego se equilibró en el último cuarto de hora. De hecho, los manchegos estuvieron cerca de llevarse el gato al agua. Castillo, de tacón, Ojeda y Álvaro Jiménez tuvieron su oportunidad, pero fallaron. También Núñez, que disparó mal tras un pase de Raí, y Rodado, que no pudo driblar a Caro en el mano a mano cuando este le regaló el balón, tuvieron el gol para la UD Ibiza, pero el marcador no sufrió cambios y tocó ir a la prórroga.
El desenlace
En el tiempo extra, con dos equipos más preocupados por no encajar que por otra cosa, las ocasiones de gol escasearon. De hecho, el Alba nino tuvo ni una. Raí dispuso de dos, una casi sin querer porque le rebotó el balón, que salió como un misil hacia la portería, y Gonzalo, de una. No hubo goles y todo se decidió en la tanda de penaltis.
Desde el punto fatídico, los ibicencos mostraron una efectividad del cien por cien. Empezaron tirando los locales. Javi Pérez, Javi Lara y Gonzalo no fallaron los tres primeros lanzamientos, como tampoco lo hicieron Ojeda, Fuster y Karim. Rodado metió el cuarto y Olabe marró su lanzamiento. De esta forma, Diego Mendoza iba a disponer del tiro por el pase. El argentino, que había saltado en el último minuto solo para esto, no perdonó y la grada estalló de alegría. Can Misses explotó de euforia y no era para menos. Y es que un equipo de Champions, posiblemente, is coming.