La Peña Deportiva empató ayer contra el Atlético Baleares en el Estadi Balear, en un partido amistoso en el que demostró más solidez que en otros encuentros de preparación y en el que aprovechó para dar más minutos a los recién llegados. Nacho, en la segunda parte, neutralizó el tanto inicial de los locales para establecer el 1-1 con el que finalizó el choque en tierras mallorquinas.
Los balearicos salieron como un tiro al terreno de juego. En los primeros instantes, fueron una apisonadora que pasó por encima del conjunto peñista. Pichín se topó con el palo prácticamente en la primera llegada de los suyos y el rechace lo acabó desviando a córner la zaga visitante tras otro disparo a puerta. Luego, Vinícius Tanque cabeceó fuera el saque de esquina.
Los de Raúl Casañ respondieron con un disparo lejano en el minuto 13 que el portero atajó sin problemas. Poco a poco, los de la Villa del Río se fueron sacudiendo el dominio del Atlètic Balears, que, con todo, encontró la forma de hacer daño y abrir la lata. Mediado este primer periodo, Vinícius Tanque remató a la red un centro desde el costado derecho.
Tras el tanto, las fuerzas se igualaron. La Peña se fue situando mejor sobre el rectángulo y los balearicos ya no encontraban huecos con la misma facilidad que habían hecho hasta entonces.
Tras el descanso, el decorado cambió. La Peña pasó de dominada a dominadora. Ambos equipos tuvieron una aproximación reseñable en los primeros compases de la reanudación, pero ninguna acabó ni siquiera con disparo. Un fallido control de pecho, por parte peñista, y un mal último pase, por parte blanquiazul, disiparon el peligro.
Cristeto probó fortuna en un lanzamiento de falta directa en el minuto 65, pero la pelota se marchó cerca de la cruceta. El propio Cristeto dispuso de una gran ocasión de gol tras un sensacional pase interior de Miguelete, pero, solo ante la portería, chutó a las nubes cuando quedaban 15 minutos para el final. Cinco más tarde, Nacho sí aprovechó un centro desde la derecha para mandar el balón de cabeza al fondo de las mallas.
En la recta final, la Peña pudo haberse llevado el gato al agua si el árbitro hubiera señalado una mano dentro del área. No lo hizo para desesperación de los ibicencos, que, con todo, se marcharon con un buen sabor de boca tras haber tuteado a uno de los equipos llamados a luchar por el ascenso.