«Hay trenes que solo pasan una vez y que por Ibiza no suelen pasar», asegura Carlos Vázquez. Por eso no dudó en subirse al que pasó por Santa Gertrudis y aceptar la oferta del Real Madrid para que Iván, su hijo de 11 años, pasase a formar parte del equipo alevín. Una oferta que no solo incluye formar parte de uno de los mejores clubes del mundo, también viene de la mano de una educación de primer nivel en la Institución Educativa SEK.
Iván es muy joven, pero está viendo cumplido su sueño. «Desde que tiene seis años, cuando le preguntan que quiere ser de mayor, responde: portero del Real Madrid», confiesa su padre que está muy ilusionado por la oportunidad que tiene su hijo para formarse tanto como jugador como académicamente. «Él sabe que lo más importante son los estudios y que el fútbol es un premio.
Es un niño que está muy centrado y yo estoy aquí con él para que no se le olvide», explica Carlos que se ha mudado a Madrid para estar cerca de su hijo. Poco a poco, la familia se irá desplazando al completo para apoyar a Iván, que está encantando con su nuevo colegio.
El fichaje
¿Cómo llega un niño ibicenco de 11 años al Real Madrid? Todo empezó hace un par de años cuando el joven portero jugaba en las categorías base de la UD Ibiza y fueron a un torneo en Madrid. Allí llamó la atención de los ojeadores blancos que apuntaron su nombre. El tiempo pasó, pandemia por el medio, y este verano se inscribió en la Academia Deportiva Acatec. Este centro de alto rendimiento hizo una selección con la que acudió a jugar un torneo en Segovia. Allí, se enfrentó al Real Madrid. Iván jugó 17 minutos en los que dejó su portería a cero, con varias buenas intervenciones.
Los ojeadores blancos volvieron a apuntar su nombre y se dieron cuenta de que ya lo tenían, así que se acercaron a su padre.
Eso fue un domingo. El lunes recibió la llamada de que el niño iba a ser seguido. El martes, los ojeadores le solicitaron al padre el calendario de partidos para programar viajes a Ibiza para verlo en directo. El miércoles, recibió una nueva llamada. Habían cambiado de idea y querían que fuese a entrenar a Madrid.
Fue la semana en la que el Sheriff sorprendió con un histórico triunfo en el Bernabéu. Eso fue el martes. El miércoles y el jueves Iván entrenó con el equipo alevín. Gustó y mucho a los técnicos de la cantera blanca que le ofrecieron al padre un contrato de tres años. Dicho y hecho. Iván se convirtió en el segundo jugador más joven en entrar en la residencia del Real Madrid.
Precisamente, esa juventud es la que hizo que su padre decidiese mudarse a la capital para estar cerca de su hijo. «Por la mañana va a clase, luego va directo a Valdedebas, donde estudia y tiene entrenamiento. Ya por la noche lo recojo y viene conmigo a dormir», explica Carlos.
Antes de llegar al club blanco, Iván defendió los colores del Puig d'en Valls, la Peña Deportiva, la UD Ibiza y el Santa Gertrudis, su último club y donde dejó muchos amigos. «Los echa de menos, claro. Aquí, en Madrid, todavía no tenemos muchas cosas, pero se trajo una foto del equipo del Santa Gertrudis y las espinilleras firmadas que le regalaron sus compañeros de equipos. Las tiene al lado del mando de la play», relata. No es extraño que el joven esté destacando en la portería. No en vano, es nieto de uno de los mejores porteros que pasó por la isla.
Nieto de Luis Vázquez
Luis Vázquez defendió la portería de Sa Deportiva, ganándose el corazón de la afición ibicenca y llegando a ser el portero menos goleado de España en una temporada.
«En mi casa tenemos el trofeo, fueron 16 goles en 32 encuentros. Tuvo ofertas de Primera, pero no se concretaron. La verdad que no sé por qué. Eran otros tiempos y mi padre estaba muy a gusto en la isla. Era muy querido y eso le llenaba», explica Carlos.
Además, de ahí viene también la pasión por el Real Madrid de la familia Vázquez. «En mi casa había dos fotos. Una de Sa Deportiva y otra de la Quinta del Buitre firmada por todos los jugadores. Siempre hemos sido muy blancos», asegura.
De momento, son tres los partidos que Iván lleva con la camiseta del Real Madrid. El número de partidos irá aumentando, pero, sobre todo, su padre espera que esta experiencia le sirva «como una vivencia personal, de la que aprenda mucho como futbolista y como personas. Además, de que está recibiendo una gran educación».
«Él sabe que tiene que trabajar duro y estudiar si quiere seguir viviendo este sueño», concluye su padre.