Las rodillas vuelven a traer de cabeza a Rafael Nadal. La jornada de descanso en Wimbledon le permitió reponerse en cierto modo de las molestias que le sobrevinieron en su partido ante el alemán Philipp Petzschner, pero no será hasta hoy ante Paul Henri Mathieu cuando pueda evaluar el estado de unas articulaciones castigadas por la tendinitis.
«Mi rodilla está como está. Acabé el partido y veremos cómo está el lunes, pero no me asusta, porque sé lo que tengo y sé lo que tengo que hacer», tranquilizó el pentacampeón de Roland Garros tras concluir un compromiso de tercera ronda en el que solicitó la asistencia médica hasta en tres ocasiones.
Tras verse obligado a abandonar el Open de Australia en los cuartos de final por problemas en las rodillas, el tenista manacorí extrema las precauciones a la hora de confeccionar su agenda. Se ausentó del Conde de Godó para afrontar la temporada de tierra con todas las garantías y la jugada le salió redonda. Precisamente esta circunstancia es la que ahora impregna de optimismo sus declaraciones después de que volviera a tener molestias en el torneo de Queen's. «No están recuperadas al cien por cien», dice, aunque se mostró muy «ilusionado» con el último tratamiento recibido entre los torneos de Montecarlo y Roma, que fue, según dijo «perfecto» y después del cual no volvió a tener «más problemas en la izquierda».
Tratamiento
Cuestionado por ese nuevo tratamiento, respondió: «Hemos encontrado un tratamiento directamente en el tendón, y me ha funcionado perfecto en la rodilla izquierda, y desde Montecarlo no he notado nada de dolor. Es doloroso, necesito hacerlo unas cuantas veces y no me ha dado tiempo en la rodilla derecha», explicó el número uno del tenis mundial en vísperas a su irrupción en los octavos de final del Grand Slam inglés.
«Estoy muy contento de cómo me ha ido el tratamiento porque parece que se ha encontrado lo que me va a hacer jugar sano durante unos años. Estoy ilusionado de que vaya a funcionar bien», indicó el mallorquín, que ha sufrido el rigor de la competición después de haber superado a sus dos últimos adversarios en cinco mangas.
Las primeras señales de alerta ya le han llevado a tomar medidas. El número uno del mundo mide sus esfuerzos y la gestión del calendario le ha llevado a anunciar su ausencia en la eliminatoria de Copa Davis que enfrentará a España y Francia, pero precisó que no se trata de una renuncia, sino de una obligación.
«Para mí es una gran decepción no estar en la Davis en Francia. Es un gran enfrentamiento. Para mí jugar en Francia era muy especial y una gran motivación», dijo Nadal, que ya había advertido de su decisión de no competir con el capitán y con el presidente de la federación.
«No es una renuncia (a la Davis); es una obligación», aclaró el número uno, que dijo que le «sabe especialmente mal» por sus compañeros y por Albert Costa, «que es un hombre que trabaja muy bien y justamente me ha pillado en el peor año de mi vida en lesiones y no he podido asistir a algunas y agradezco su apoyo y el del presidente de la federación».
Nadal explicó que necesita llegar bien al Abierto de EEUU y que la decisión de no participar en la Copa Davis la tomaba «muy a su pesar» ya que le «motiva especialmente jugar en Francia».
No obstante, aseguró que al margen de las rodillas, se encontraba «perfecto» en el aspecto físico.
En este torneo, en el que al mallorquín le ha tocado un cuadro «muy complicado», ante rivales que son 'sacadores', señaló que «la única forma de aguantar es sacar bien y esperar tu momento. Es parte del juego».