El español Rafael Nadal despidió a su amigo Roger Federer con aplausos, mirando de reojo cómo el suizo abandonaba la pista Manolo Santana derrotado, y disputará la final del Mutua Madrid Open contra el serbio Novak Djokovic, que frustró la gran actuación del brasileño Thomaz Bellucci.
Nadal se impuso a Federer por 5-7, 6-1 y 6-3 después de una lucha de dos horas y 35 minutos, sabiendo, quizás, el de Basilea que pocas veces tendrá mejores oportunidades de ganarle en tierra.
Djokovic arruinó las esperanzas de Bellucci de convertirse en el primer brasileño que llega a una final de un torneo de esta envergadura, después de Gustavo Kuerten en Cincinnati 2001, por 4-6, 6-4 y 6-1 en dos horas y nueve minutos.
Será el duelo entre los dos jugadores más en forma del momento. Nadal, ganador de Barcelona y Montecarlo, con 13 victorias sobre tierra este año, y Djokovic, que lleva en su mochila cinco torneos, Abierto de Australia, Dubai y Belgrado, además de los dos Masters 1.000 en los que ha derrotado a Nadal en sendas finales: Indian Wells y Miami.
En total se han enfrentado en 25 ocasiones, con 16 victorias de Nadal que jamás, en los nueve encuentros disputados sobre tierra, ha perdido con el serbio, ante el que solo ha cedido tres sets, uno de ellos en la última ocasión, semifinales de Madrid en 2009 cuando Rafa salvó tres puntos de partido para ganar por 3-6, 7-6 (5) y 7-6 (9).
El de Manacor se clasificó por cuarta vez para disputar la final de Madrid, tercera consecutiva, a pesar de que la tarde se alió con Federer, pues justo durante el peloteo inicial, después de guardar un minuto de silencio por el fallecimiento de Severiano Ballesteros, comenzó a chispear, y el techo de la central se cerró.
El partido se ponía de salida favorable al suizo. De ser al aire libre se convertía en uno bajo techo, sin viento, y Federer podía sacar sin ningún tipo de problema, y ejercer un dominio y una presión que Rafa debería notar, como sucedió en la final de hace dos años.
Pero Nadal, que llevó un crespón negro en la camiseta por Ballesteros, supo amoldarse mejor a las circunstancias, y eso que cedió el primer set después de dominar 3-1 y tener punto para el 4-1. Pero ganó el segundo, en el que se puso por delante fácilmente 4-0 después de romper en el primer juego, con disgusto incluido de Federer que discutió con el juez de silla Mohamed Layani una bola en el fondo, y que recibió una sonora pitada del público madrileño por su tozudez.
Federer se mostró con altibajos, con reveses cruzados de su marca, verdaderas obras de arte, con suerte incluso con tres bolas en la cinta a su favor, y con derechazos planos y abiertos que castigaron a Nadal.
Pero también tuvo demasiada irregularidad, que luego le pasó factura en el tercer parcial. Y lo más importante, no consiguió ni un solo saque directo en todo el partido, porque Nadal restó muy bien, y luego le castigó con bolas altas como suele ser habitual.
El suizo admitió que había sentido dolores en el pecho «y en otras partes del cuerpo», a la hora de sacar. Le venían del partido de primera ronda contra Feliciano López donde materializó 25 directos, pero no lo adujo como excusa.
Federer es un especialista en cortar rachas de victorias de Nadal en tierra. Lo ha hecho dos veces, una en esta misma pista en la final hace dos años rompiendo una de 33 victorias seguidas, y la más importante, la de la final de Hamburgo de 2007, cuando dejó el récord del español en arcilla en 81 partidos seguidos. Pero a pesar de que Nadal le defienda, y le siga manteniendo en un pedestal su juego en tierra ya no está al nivel necesario para desgastar al español.
Nadal lleva ya 37 victorias seguidas en tierra desde que el sueco Robin Soderling le ganó en octavos de final de Roland Garros en 2009. Este año acumula trece después de ganar Barcelona y Montecarlo.
Después de un plácido comienzo, Djokovic lleva ya dos partidos 'in extremis' en Madrid. El viernes se dejó un set en la batalla contra David Ferrer, y hoy otro más ante Bellucci, que esta semana ha dado de si todo lo que sabe al convertirse en el verdugo del británico Andy Murray (4) y del checo Tomas Berdych (7).
Antes de Madrid, Bellucci solo había sido capaz de ganar a un «top ten» en su carrera en diez oportunidades, el español Fernando Verdasco (9), en Acapulco en febrero.
Pero la altitud de la capital española, la confianza y el coraje constante que recibe de su entrenador Larri Passos, que también lo fue de Kuerten, y el apoyo del propio «Guga» que a través de «Twitter» le animó con un «`vamos caballo!», recordando como Passos le espoleaba a él con esa frase, han convertido al jugador de Tiete en otra raqueta, y a punto ha estado de hacer bueno la predicción de Federer que aseguró que Thomaz «es capaz de ganar a cualquiera en tierra».
Bellucci dominó el primer set en 40 minutos arrinconando a Djokovic en las esquinas, y provocando sus errores en largos y contundentes intercambios. Estuvo incluso arriba 3-1 en el segundo, pero no supo mantener esa regularidad, e incluso en el 3-3 sufrió una torcedura en su tobillo derecho.
La intensidad del partido y la experiencia de Djokovic se terminaron imponiendo y el serbio ganó el segundo set, y se fue con ventaja rápido en el tercero (3-0), justo cuando el brasileño pidió fisio en pista por un problema en el aductor izquierdo. Djokovic acabó ejecutándole con su sexto saque directo.