El San Rafael se puede dar con un canto en los dientes con el empate de ayer. El equipo ‘blue' estableció las tablas en el último minuto y de penalti. Polémico, por cierto, por no decir inexistente. Salinas, todo corazón en los instantes finales, entró en el área con el balón controlado y cayó tras un choque con el defensor. El árbitro señaló el punto de los 11 metros y el propio delantero ‘rafeler' transformó el castigo para delirio de los apenas 150 espectadores que se dieron cita en Sant Rafel, fruto del sofocante calor y de las fechas veraniegas actuales.
El empate fue lo más justo en un partido en el que ningún equipo destacó por encima del otro y en el que las ocasiones de gol brillaron por su ausencia. El tempranero disparo de Nil, sin fuerza y raso a las manos del portero, no fue más que un espejismo. Solamente habían transcurrido 30 segundos. El inicio prometía. Nada más lejos de la realidad. Al fin y al cabo, el ‘San Rafi' solamente disparó dos veces más entre los tres palos hasta que dispuso del penalti.
Un tiro desde unos 25 metros de Pedro, en el minuto 35, y otro de Ramos, en una falta tocada en el 41, completaron la nómina de lanzamientos que atajó el portero, ambos sin problemas. Tampoco es que los visitantes anduvieran sobrados de ocasiones. Ni muchísimo menos. Lo que pasa es que su efectividad les hizo adelantarse pronto en el marcador y, a partir de entonces, se dedicaron a nadar y guardar la ropa. Era lo lógico, sobre todo vistas las dificultades ‘rafeleras' para llegar a puerta.
Un cabezazo a placer de Miquel tras una falta botada excepcionalmente por Melero en el minuto 12 fue el preámbulo del 0-1. Cinco minutos después, Socías se internó en el área por el costado derecho y sirvió un pase de la muerte que Álex aprovechó tras colarse entre la zaga ‘blue'. Menudo jarro de agua fría.
Esperanza
A los pupilos de Vicente Román se les veía con las ideas nubladas, pero antes del descanso llegó un motivo para soñar con una posible remontada: Miquel fue expulsado por agredir a Dani (41'). El ariete se justificaba ante Melero, quien le reprochó su acción: «Me da igual. Ha sido más listo que tú, me cago en Dios». Enfado, no; lo siguiente. El problema es que en el campo había otro al que no hace falta picar mucho para provocarle y hacerle caer en la trampa: Ramos. Éste zancadilleó a Mauro delante del árbitro y vio la roja. Injustificable.
Román movió fichas paulatinamente, apostando cada vez más por el ataque: Salinas por Nil, Guti por Rubén y López por Dani. Pero ni por ésas había manera de meter en apuros a Yan. Pudo hacerlo Salinas tras una pared entre Adrián y Carlos Fernández tras la que el primero le puso el balón en el área pequeña al exariete peñista, que lanzó a las nubes tras su control en el minuto 82. Luego, enmendó su error al forzar y transformar una dudosa pena máxima que supuso un punto. Algo es algo. Menos da una piedra.