Después de algo más de 26 horas de viaje entre Melbourne y Palma, Rafael Nadal ya descansa en Mallorca.
El mallorquín reconoce «altibajos» en su primer tramo de competición, pero piensa en positivo y, con perspectiva, se confiesa «contento» por su vuelta al circuito y por «salir de Australia con mejores sensaciones que con las que llegué».
«Ha sido un principio de año como era de esperar después de muchos meses sin competir. No ha sido fácil y después de perder en Doha en primera ronda se hace más complicado todo, pero conseguí hacer unos cuartos de final que tienen bastante valor», asegura.
Nadal resta trascendencia a los problemas en el abductor derecho que le lastraron en su duelo con Berdych y zanja el caso: «Ningún problema a destacar. Son cosas que pasan, pero no afectan ni al resultado final ni a lo que viene por delante (en referencia a su participación en Río de Janeiro, que se celebra entre el 16 al 22 de febrero, y Buenos Aires, que se disputa entre el 23 de febrero y el 1 de marzo)».
La receta para progresar es clara: «Sumar semanas y competir, que es la única manera de ganar confianza y sentirme competitivo». La falta de regularidad -no había jugado cuatro partidos seguidos hacía siete meses y apenas había completado siete encuentros desde junio- ha sido un hándicap en Australia, pero solo puede paliarla con partidos.