El Barcelona buscará este lunes el 'milagro' de remontar el 4-0 de la ida ante el Athletic Club y conquistar la Supercopa de España, lo que sería su quinto título de 2015 y mantendría vivo el sueño de repetir el sextuplete de hace seis temporadas.
Apenas 72 horas después del desastre de San Mamés, los azulgranas intentarán darle la vuelta a la eliminatoria en un Camp Nou que registrará una gran entrada, pero con un ambiente poco habitual, porque buena parte de los socios culés aun está de vacaciones.
El estadio se llenará por tanto de un perfil poco habitual, el que conforman barcelonistas que aprovechan los escasos partidos que son de pago para visitar el coliseo azulgrana y turistas con ganas de ver al campeón de Europa.
Aun así, jugadores y técnicos coinciden en que el apoyo del Camp Nou será esencial para crear la atmósfera necesaria para lograr una gesta que pasa, sobre todo, porque el equipo recupere la solidez defensiva que exhibió la pasada temporada.
En los dos últimos partidos, el Barça ha encajado ocho goles -cuatro del Sevilla y otros cuatro del Athletic- algo que no sucedió ni una sola vez la pasada campaña. Y recibir de nuevo mañana alguna tanto en contra arruinaría definitivamente las opciones de los azulgranas.
Tras dar descanso a cinco de sus titulares en la ida, Luis Enrique volverá a apostar por la primera unidad para buscar la remontada. Regresarán por tanto al once, Gerard Piqué, Jérémy Mathieu, Sergio Busquets, Andrés Iniesta e Ivan Rakitic, y Javier Mascherano -mediocentro en San Mamés- regresara al eje de la zaga.
El preparador asturiano no podrá contar, una vez más, con dos piezas clave, el defensa Jordi Alba y el delantero Neymar da Silva, y mantiene la incógnita de si seguirá apostando en la portería por Marc-André Ter Stegen, pese a los dos desafortunados partidos que ha cuajado el alemán esta semana, o alineará a Claudio Bravo por primera vez esta temporada.
Por su parte, el Athletic Club encara la vuelta de la Supercopa como una oportunidad histórica para volver a abrir sus vitrinas 31 años después de conquistar el último título, animado por el rotundo 4-0 del partido en San Mamés.
El doblete de Liga y Copa de la temporada 1983-1984, al que se sumó la Supercopa adjudicada entonces al club rojiblanco de manera automática como vencedor de ambas competiciones, ha sido la última gran alegría para una afición que anhela reverdecer laureles, aunque sea con un trofeo menor, después de tres décadas de sequía.
Con los seguidores rojiblancos aún en plena resaca tras la inolvidable exhibición de su equipo ante el coloso azulgrana, Ernesto Valverde y sus jugadores preparan la cita conscientes de la gran oportunidad que tienen ante sí, pero también desde la más absoluta prudencia a la vista del enorme potencial de su rival.
Nada más acabar el choque de 'La Catedral' tanto el técnico como los futbolistas se felicitaron de la magnitud de la gesta, aunque subrayando en todo momento que si existe un equipo que puede dar la vuelta a un marcador tan rotundo ese es sin duda el que dirige Luis Enrique Martínez.
Este encuentro marcará además el inicio de una semana de un nivel de exigencia máximo para el Athletic, que el jueves jugará en Eslovaquia la ida del 'play off' de la Liga Europa frente al Zilina y el domingo volverá a verse las caras con el Barça en San Mamés en la primera jornada de Liga.
Esas tres grandes citas en tan solo siete días van a obligar a Valverde contar con la mayoría de los efectivos del grupo de jugadores disponibles reducido a 20 debido a las bajas de los lesionados Mikel Rico, Ander Iturraspe, Iñaki Williams e Iker Muniain, la del navarro ya conocida hasta al menos final de año.
El resultado de la ida y esa posibilidad real de lograr el título quizás animen a Valverde a no tocar demasiado el once que tan buen rendimiento alcanzó en la ida y dejar las rotaciones para esa cita con el Zilina, importante aunque no decisiva teniendo en cuenta que el cruce se resolverá una semana más tarde en San Mamés.