Recientemente hemos conocido una sentencia acerca de las vacaciones de los trabajadores fijos discontinuos en la hostelería de las Balears.
De su lectura llaman la atención algunos detalles:
En primer lugar, se cita la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea. Me voy al artículo citado y leo: «Todo trabajador tiene derecho a la limitación de la duración máxima del trabajo y a períodos de descanso diarios y semanales, así como a un período de vacaciones anuales retribuidas». En nuestra Constitución también están citadas, pero se ve que no cotiza al alza nuestro texto. En fin, vaya novedad, y nada que ver con el asunto. Vacaciones, haberlas, haylas.
Luego se citan varias sentencias del Tribunal de la Unión: «El derecho a las vacaciones anuales retribuidas es un principio del Derecho Social de la Unión», «Se trata de derecho a vacaciones, que no puede ser interpretado de manera restrictiva», «la finalidad del derecho a vacaciones anuales retribuidas no es otra que permitir que los trabajadores descansen, y dispongan de un período de ocio y esparcimiento». Desde luego, nada que oponer. Ahora bien, parece que estemos ante un dogma de fe, que si te atreves a matizar, te convierte en hereje.
La sentencia concluye que si te avisan con sólo cinco días de antelación, entonces no puedes descansar como toca. Sin embargo, hace 23 años que está en vigor la norma, quienes la impugnan son quienes la han venido firmando, y no se conoce ningún informe psicosocial sobre la incidencia de la supuesta falta de adecuado descanso que presume el Tribunal. No será importante acreditarlo.
Me viene a la cabeza aquello de Aristóteles, «Justicia es tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales», pero se ve que no aplica en este caso. Ni siquiera aventura el Tribunal una norma proporcional. Doce meses de trabajo, dos de preaviso. Seis meses, un mes de preaviso. Pero no, la norma es dogma. Si trabajas dos meses, el primer día te tienen que decir las vacaciones…
Un cálculo. Trabajador fijo discontinuo que trabaja seis meses, sin disfrutar vacaciones. Son seis pagas y media. Mínimo, tienes derecho a seis meses de subsidio. No es mucho, 640 euros al mes.
Por seis meses, recibes 3.840 euros. Pregunta metafísica: ¿son vacaciones anuales retribuidas, aunque sean mal retribuidas? Ahí lo dejo. Descuento que sólo la pregunta me valdrá un anatema.
Ahora pensemos en la regulación de los días de descanso semanal. Prohibido trabajar más de cinco días a la semana, aunque quieras. Resultado de la prohibición: trabajadores peor remunerados, más pobres. También más trabajadores para la misma carga de trabajo. Resultado: necesitamos más vivienda, más movilidad, y tenemos más saturación. Resultado, vivienda más cara, resultado, somos más pobres.
Y alcanzamos las más altas cotas de la nada, cuando nos quejamos que disminuya la renta per cápita. Es de traca. Es inevitable que cada vez seamos más pobres: no nos dejan trabajar. Mi conclusión es que la «intelligentsia» de moda son los campeones del mínimo esfuerzo. Lo único malo es que nos arrastran a todos.l