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Erik Vogler y los crímenes del Rey Blanco

Los héroes más épicos.

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Hola chicas y chicos la novela que hoy os traigo pertenece al género negro, su base es un cuento detectivesco o un relato de enigma. Normalmente el personaje del detective es el más importante de la novela, quien posee un carácter frío y calculador. Los detectives resuelven el enigma mediante el razonamiento, la lógica y las pistas.

En nuestra caso no es un detective, sino un chaval un tanto estrafalario. Le encanta vestir con estilo, ¡el suyo claro! pijamas de cuadros escoceses con pantuflas a juego (regalo de su tío en su viaje a Escocia), zapatos Lombartini, maletas Chantel. Para ser un completo friki no podía faltar su extremado gusto por el orden y la limpieza ¡Un maniático de narices!

Cuando una noche estaba preparando su maleta, calcetines de lana virgen ordenados por colores, chaquetas según grosor, pantalones teniendo en cuenta su antigüedad, alguien llamó a su puerta. Su padre venía a anunciarle una noticia desastrosa para él. El viaje a New York no iba a poder ser para él, su padre había comprado los billetes con fecha equivocada.

- Mañana empiezan las vacaciones y todos los vuelos están completos. Solo quedaba una plaza, me temo que esta vez no podrás venir conmigo- le dijo su padre.

-¡¡¡¡Lo sabía!!!! ¡Te lo dije!-gritó histérico-. ¡Los debía haber sacado yo!

Cuando a la mañana siguiente entró en el coche de su padre y se dirigieron a la casa de su abuela, supo que la pesadilla había comenzado. También había comenzado para su abuela, que tampoco podía soportar a su nieto, era algo superior a sus fuerzas. No aguantaba sus manías, ni su obsesión por la limpieza, ni la voz de sabelotodo, ¡Ante todo buen rollito familiar!

Lo primero que hizo Erick en la habitación que le instaló su abuela fue sacar su kit de limpieza para situaciones desesperadas, Y aquella, sin duda, lo era. Ni siquiera se atrevió a probar las galletas que su abuela le había preparado, la última vez que lo hizo perdió un diente. No estaba dispuesto a que le pusieran otra prótesis.

La cena no fue mucho mejor, en realidad fue un calvario. -Potaje de garbanzos con repollo, zanahorias y patatas cocidas ¡Mira que bien huele!- los efluvios del repollo fueron los últimos recuerdos de Erik antes de caer redondo al suelo. Cuando recuperó el conocimiento decidió que lo mejor era irse sin cenar aquella noche. Para ser el primer día en casa de abuela, no había ido del todo mal ¿verdad?.

Aquella noche, la luz de la luna penetraba por los cristales del balcón de su habitación. Desde la cama se oía el viento en las aceras, golpeando en las ventanas y colándose por las rendijas de las puertas. Fue entonces, encogido y tembloroso, cuando sintió que alguien le observaba desde el balcón. Unos dedos blancos, casi invisibles, golpeaban contra los cristales con insistencia. TAC, TAC, TAC. Cerró los ojos con fuerza pero lamentablemente cuando después de unos segundos los abrió, había una joven poco mayor que él. Su figura brillante flotaba en la oscuridad. Llevaba el cabello largo y ondulado. Su melena se enredaba con el viento de la noche. Durante unos instantes, Erik logró ver su rostro. Tenía unos ojos enormes, sin párpados, que le miraban fijamente..... ¿Quien sería aquella joven? ¿Por qué se había plantado en su balcón? ¿Que querría de él? ¿Sería una broma de su abuela para que se fuera a su casa?

Aquí comienza la investigación de Erik ¿Os apetece acompañarle en su aventura detectivesca? Os aseguro que está llena de humor y misterio a partes iguales. Ya sabéis que los libros siempre resuelven todos los misterios.

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