El president del Govern, José Ramón Bauzá, reconoció este viernes durante su discurso en la entrega de la Medalla d'Or y los Premis Ramon Llull que los políticos «deberíamos haber dejado el ensimismamiento para liderar la transformación».
Bauzá entonó en La Llotja el mea culpa pero no de forma directa sino poniendo a todos los políticos en el mismo saco. «Los representantes públicos quisiéramos haberlo hecho mejor. Deberíamos haberlo hecho mejor», proclamó en tercera persona.
En plena investigación por la supuesta financiación ilegal de la sede del PP balear, Bauzá no obvió el momento, pero volviendo a las generalizaciones. «Los comportamientos corruptos interpelan a todos los responsables públicos y, por ello, es necesario el compromiso de todos», asintió. También se lamentó de que «deberíamos haber multiplicado nuestras palabras de aliento, priorizando la concordia».
En las palabras del president también hubo lugar para excusar su gestión aludiendo a la crisis económica, «una crisis que supuso al inicio una gran destrucción de empleo, que generó desigualdad social». Para después añadir: «Lo cierto es que esta no es una legislatura fácil. Andar los caminos ya andados, por uno mismo o por otros, es fácil. Abrir nuevos caminos, no tanto».
Las alabanzas sólo las dejó para los premiados y para los votantes. «Si algo se ha puesto de manifiesto en estos años es que en nuestra comunidad existe una sociedad civil viva. Una sociedad que reacciona con ímpetu ante las adversidades».
Y una vez más, Bauzá echó mano de Junípero Serra y Ramon Llull para reivindicar un legado, pero eso sí, evitando la palabra ‘catalán' y ciñiéndose a decir que «escribió sus obras en las tres lenguas que se hablaban por entonces en la Isla». Este año, para la reivindicación contra las prospecciones petrolíferas, no hubo lugar.
Las ausencias
En cuanto a la retórica del president, la metáfora de «los faros que nos guían», le sirvió para ensalzar la trayectoria de los galardonados. El registro informal en ‘salat' fue el otro elemento destacado.
Las ausencias también tuvieron anoche su protagonismo. MÉS declinó asistir al acto porque, según la coalición, no se puede permitir que entre los doce premiados no haya ni una mujer. De Esquerra Unida tampoco acudió ningún representante al considerar que «los premios de la Comunitat están organizados por un PP que legitima la corrupción». Si bien la ausencia más ‘sonada' fue la de la líder la de oposición, Francina Armengol (PSIB). La socialista estaba ayer en Eivissa en la presentación de Pilar Costa como candidata de la isla al Parlament.
Los premiados
El galerista Josep Pinya, en nombre de todos los galardonados con el Premio Ramon Llull de la edición 2015, pronunció las palabras de agradecimiento. «Enhorabuena a las mujeres y a los hombres que han trabajado para mejorar la sociedad», asintió, para dar paso a un breve discurso reivindicativo, sobre la necesidad de que la Administración se implique en la defensa de la cultura. La respuesta no tardó en llegar. Bauzá le replicó en su discurso que el 10 de mayo la Ley de Mecenazgo llegará al Parlament.
A continuación, el premiado con la Medalla d'Or, el historiador Román Piña, entre catalán y castellano, defendió la más alta concesión que entrega el Govern de les Illes Balears. «La vida además de espectáculo es compromiso», aseguró, y añadió que si llega a tiempo escribirá un libro que titulará «¿Por qué hace falta ser mallorquín». A su juicio, la sociedad balear «es sabia» y lo es porque «sabe reinventarse».
Los Premios Ramon Llull se otorgaron al galerista Josep Pinya; el impulsor de la Ruta de la Sal, Pepe Ferrés; ISBA; el fundador del Grupo Insotel, Alonso Marí y EAPN Illes Balears, Red para la Inclusión Social.
También se premió a la Sociedad Casino 17 de Gener, de Ciutadella de Menorca; la Plataforma de Afectados por el Deslinde de la Costa de Formentera; y las Juntas de la Asociación Española Contra el Cáncer de Menorca, Asociación Alba de Menorca, Asociaciones y Movimiento contra el Cáncer de Ibiza; la Unidad de Coordinación de Trasplantes del Hospital Universitario de Son Espases; y a Antoni Riera, fundador y director emérito del Cor de Nins Cantors del colegio de San Francisco. Y se ha concedido a título póstumo un premio Ramon Llull a Jaime Mascaró.
El Premi Ramon Llull fue creado en 1997 y es una distinción que tiene como finalidad honrar y distinguir, de manera individual o colectiva, a las personas físicas y jurídicas que hayan destacado por los servicios prestados dentro del territorio de la comunidad en los ámbitos cultural, deportivo, jurídico, empresarial, cívico, humanitario, de investigación, de enseñanza y lingüístico.