El que fuera durante más de veinte años secretario personal de las Infantas, Carlos García Revenga, ha manifestado durante su declaración como testigo en el juicio del caso Nóos que ambas solían pedirle recomendaciones acerca de su participación en proyectos de ámbito privado y, tras darles su opinión, «unas veces me hacían caso y otras no».
Así lo ha señalado a preguntas del fiscal anticorrupción Pedro Horrach, quien le ha inquirido sobre si entre sus obligaciones como asesor se encontraba la de velar por la participación de doña Cristina y doña Elena en determinadas instituciones, a lo que García Revenga ha respondido afirmativamente que «por supuesto en todo lo que era oficial, ya que había un cauce para ello», mientras que a nivel privado también «me preguntaban».
García Revenga, que llegó a estar imputado en la causa, ha indicado que cuando se creó el Instituto Nóos no consideró que fuera su responsabilidad informar a la Casa Real de una cuestión particular ajena a las actividades de carácter público de los entonces duques de Palma.
Además, ha asegurado que Urdangarin no tenía que rendir cuentas ante la Casa Real de sus actividades profesionales o mercantiles y que no sabe si, al margen de que no estaba obligado, lo hizo en alguna ocasión.
Ha hecho hincapié en que cuando Urdangarin creó junto a Diego Torres el Instituto Nóos en 2003 y le pidió que formara parte de su junta directiva se sumó como tesorero para que la infanta Cristina asumiera el papel más discreto de vocal, pero nunca tuvo ninguna participación en la gestión de la entidad y ni siquiera sabía que era una asociación sin ánimo de lucro.
García Revenga ha explicado que el marido de la infanta perseguía un «beneficio social» con la actividad del Instituto Nóos -que ha descrito como «una consultoría deportiva y 'think tank'»-, «aunque también tenía, evidentemente, su parte lucrativa».
«Fui tesorero del Instituto Nóos pero no tuve ninguna intervención mas allá de algunas cosas en las que solicitó mi ayuda don Iñaki», ha declarado el antiguo asesor de las infantas.
El testigo ha detallado que cuando conoció a Urdangarin en 1996, le consultaba «muchas cosas» pero con el paso de los años el marido de la infanta le preguntaba menos porque «tenía a gente más capacitada y más preparada para asesorarle», entre los que ha citado a profesores universitarios y empresarios que conoció durante su trayectoria.
Según García Revenga, sus intervenciones en las actividades de Nóos se referían casi exclusivamente a supervisión protocolaria y a tareas de coordinación de las actividades oficiales de la agenda de doña Cristina y su marido.
«Me daba suficiente garantía que estuviese doña Cristina, que estuviese don Iñaki, que estuviese Diego Torres y que estuviese don Marco Tejeiro», ha añadido para justificar por qué aceptó integrarse en Nóos sin informarse sobre la actividad que iba a desarrollar. «No tenía responsabilidad y tampoco me pidieron nunca nada», ha insistido.
Cesó en ese cargo en 2006 porque se lo pidió de nuevo Urdangarin, quien le dijo que se iba, pero no preguntó las razones. «Siempre he tenido una relación un poco especial en todos los niveles. Una de la cosas que he hecho toda mi vida en la Casa es que yo nunca pregunto si no me dicen», ha argumentado.
García Revenga ha testificado que supo más tarde que la salida de Urdangarin de Nóos se produjo a instancias del abogado asesor del Rey Juan Carlos José Manuel Romero y en coordinación con el jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza.
Si no fue informado entonces fue porque le «puenteaban», ha admitido. «No sé por qué circunstancia, pero Alberto Aza, jefe de la Casa de su majestad el Rey, no tenía puesta su confianza en mí o yo no supe ganarme su confianza y no teníamos una relación fluida. Me imagino que Alberto Aza recibiría las informaciones pertinentes y habló con José Manuel Romero. Y yo de todas esas cosas no me he enterado».
Sobre la empresa Aizoon, que comparten la infanta y Urdangarin al 50 %, García Revenga ha explicado que supo de su creación después de que los duques de Palma disolvieran otra entidad anterior, Namasté, en la que participaban sus dos hijos mayores y un compañero de trabajo de Urdangarin.
El exsecretario de las infantas ha calificado Aizoon como una «sociedad patrimonial» y ha dicho que nunca supo que doña Cristina realizara ninguna actividad vinculada a ella. Además ha negado haber tenido jamás una tarjeta de crédito asociada a esa mercantil, como dijo la secretaria de Urdangarin, Julita Cuquerella cuando compareció ante el tribunal.