La secretaria general del PSIB y presidenta del Govern, Francina Armengol, evitó ayer el apoyo explícito a las aspiraciones de Pedro Sánchez de volver a la dirección socialista, después de su dimisión tras perder la batalla interna por su oposición a apoyar la investidura de Rajoy. Armengol se escudó en que Sánchez todavía no ha mostrado claramente su intención de volver y a que es la secretaria general de «todo el PSIB».
Sin embargo, el PSIB siempre apostó claramente por Sánchez y nunca se plantearon dudas, como ha ocurrido en otras federaciones del partido. Dijo que como militante tiene sus preferencias pero que eso no condicionará.
Armengol se refirió a este asunto tras una reunión que mantuvo en el partido con el secretario general del Partit dels Socialistas de Catalunya (PSC), Miquel Iceta, convocada para definir una estrategia conjunta de cara a un cambio de financiación, pero que también sirvió para comentar el futuro del PSOE.
Tanto Armengol como Iceta coincidieron en reclamar «celeridad» a la gestora que ahora dirige el PSOE y «convocar el congreso» para «dar voz a la militancia». Armengol recordó que ella se sometió a un doble proceso de primarias, tanto para la secretaría general como para optar a la presidencia autonómica. Iceta elogió algunas de las políticas del Govern, sobre todo las relacionadas con el empleo y la inspección laboral, y aseguró que las tomaba como ejemplo.
Tanto Miquel Iceta como Francina Armengol expresaron su convencimiento de que PSC y PSIB tienen que sentirse «cómodos» en el PSOE. La socialista dijo que es «fundamental» y apostó por un proyecto «claro, ilusionador, más unido y de izquierdas».
Iceta cuestiona el referéndum de Puigdemont
El primer secretario del PSC cuestionó que el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, siga empeñado en «un referéndum que presenta dudas legales» y que haya convocado una reunión sobre el mismo para el próximo día 23. Iceta dijo que «cualquier medida unilateral» está «condenada al fracaso» y que ese no es el modo de conseguir «el encaje de Catalunya». Opina que se trata de un «callejón sin salida» y que aunque «se pueden cometer errores», «no es bueno repetirlos».