Las entidades Terraferida y DinsAirbnb ha ofrecido este sábado datos propios sobre el negocio del alojamiento turístico en Baleares y sostienen que la empresa Airbnb ofrece este verano hasta 135.291 plazas turísticas en las islas, lo que supone un aumento de 10.495 más que en agosto del año pasado.
Esas 135.291 plazas corresponden a 21.911 establecimientos. Por islas, la oferta de Airbnb, según datos de julio de Terraferida y DinsAirbnb son los siguientes: en Mallorca se ofertan 14.670 establecimientos que suman 92.573 plazas; en Ibiza 4.453 establecimientos y 27.297 plazas; en Formentera 519 establecimientos y 2.597 plazas; y en Menorca hay 2.269 establecimientos y 12.824 plazas.
La única isla donde baja la oferta de plazas vía Airbnb respecto al pasado verano es Ibiza, en concreto, 656 plazas menos.
Estas entidades han denunciado el aumento de la oferta de plazas de alquiler vacacional a pesar de la prohibiciones aprobadas por las instituciones públicas de Baleares, como la imposibilidad del alquiler turístico en cualquier edificio de Palma.
Terraferida y DinsAirbnb denuncian que esta oferta turística contribuye a «masificar» las islas y que plataformas como Airbnb son «pura especulación. «Ni tienen trabajadores, ni pagan impuestos en Mallorca: tras el alquiler hay una gran opacidad laboral y fiscal».
Otro de los datos ofrecidos en la rueda de prensa que han ofrecido hoy es que las 135.291 plazas «están en manos de solo 3.137 comercializadores», la mayoría con «nombres falsos».
Es el caso, según han investigado, de «Franz Garcias», que comercializa 827 establecimientos o «María», con 356 viviendas. Como media, cada comercializador alquila 43 plazas turísticas, aunque hay uno que ofrece hasta 5.834 plazas, «más que muchas compañías hoteleras conocidas».
Según un análisis de Terraferida del año pasado, solo el 20 % de las diez empresas que más plazas de alquiler ofrecían en 2017 tenían su sede social en Mallorca; el resto estaban radicadas en Alemania, Emiratos Árabes, Holanda o en lugares «ilocalizables».
Por otra parte, estas dos entidades afirman que el alquiler turístico en las Islas Baleares genera ingresos a los propietarios de las viviendas, pero también ha «disparado la construcción en todo tipo de suelos, sobre todo en el rústico.
Además, supone «más presión» sobre recursos básicos como el agua, la tierra, los espacios naturales; además de incrementar el consumo de energía, la generación de residuos, los coches de alquiler y multiplica las necesidades de movilidad.
También advierten de que se ha disparado el precio de las casas para comprar y el alquiler (un 40 % en 3 años) y que el acceso a la vivienda ya es una «quimera para miles de personas» en Baleares.
Ambas entidades denuncian el «mobbing inmobiliario» que se está produciendo ligado al fenómeno del alquiler turístico y que «la mezcla de usos residenciales y turísticos genera conflictos de convivencia».
Por otra parte, Terraferida y DinsAirbnb han advertido sobre la falta de inspectores en Baleares para controlar la oferta ilegal turística; en concreto, cada inspector debe inspeccionar hasta 30.000 plazas, algo que no es asumible.