«No és turismofòbia, és lluita de classes». La organización juvenil independentista Arran utilizó ayer esta precisión ideolológica en sus dos acciones para poner en evidencia que el modelo turístico promueve la destrucción del territorio. Arran eligió Son Vida (Palma) para cargar contra el turismo de élite y los campos de golf. Allá desplegaron una pancarta, igual que en la Reserva natural del Toro (Calvià).
«El turismo de élite que atrae los campos de golf es un turismo adinerado que no tiene ningún tipo de miramiento en privatizar nuestro espacio público, que construye grandes chalets en zonas de gran interés paisajístico, y es el mismo turismo que fondea los grandes yates sobre la posidonia», denunció Arran, que añadió que «no queremos ni la masificación turística ni el turismo de élite, porque ambos niegan nuestra soberanía».
La asociación ya avisó en julio que aprovecharía estos meses para dejarse ver en zonas turísticas -así ha sido- y forzar a políticos y sociedad civil a abrir un debate sobre el modelo turístico y la diversificación de la economía.
Eje de la economía
Ayer, reclamaron de las instituciones «medidas inmediatas que mejoren la vida de las clases populares, prohiban los pisos turísticos, acaben con los contratos temporales, realicen más inspecciones en las empresas, pongan un límite de plazas turísticas, reduzcan los campos de golf, limiten los cruceros y aumenten los impuestos a las empresas turísticas».
El Ajuntament de Calvià (PSIB) rechazó «las manifestaciones contra una industria cuya actividad es eje fundamental de nuestra economía».