De fiesta, bailando, jugando al billar, fumando, bebiendo grandes cantidades de alcohol y todo ello sin guardar la distancia de seguridad y sin utilizar mascarillas. Este es el panorama que se encontraron los agentes del Grupo Alazán de la Policía Nacional, Patrulla Verde (Policía Local de Palma) y los inspectores del Govern cuando irrumpieron, el pasado sábado, en una polémica discoteca de Palma.
El local, ubicado en la calle Gremi Hortelans, es multirreincidente en sus incumplimientos. Los agentes levantaron un total de 19 actas por no convivientes, y varias más por incumplimientos de medidas COVID.
Por otra parte, un conocido restaurante de la carretera vieja de Llucmajor también fue sancionado. En su interior, la comitiva policial contabilizó a 198 personas comiendo, cuando el aforo COVID de ese local no permitía más de 65. Por ese motivo se le levantaron varias propuestas de sanción.
Cierre inmediato
En la calle General Riera de Palma, la policía ordenó el cierre inmediato de un restaurante chino por motivos sanitarios e higiénicos. La Conselleria de Sanitat detectó graves alteraciones en la cocina ordenando el cierre cautelar de la actividad.
Del mismo modo, otro local ubicado en la calle Niceto Alcalá Zamora que tenía una orden de cierre en vigor y no podía abrir por cuestiones sanitarias hizo caso omiso a la prohibición. Los agentes observaron que el local estaba ejerciendo la actividad de comidas preparadas para llevar y tienda. Se cerró el establecimiento y se le levantó una propuesta de sanción por falta grave.
El viernes, en la plaza España y en calle Mirador, la policía tuvo que intervenir en sendas fiestas ilegales. En ambos casos, los moradores se negaron a abrir la puerta y tampoco se quisieron identificar. A través del censo municipal, los agentes de la Patrulla Verde instruyeron una propuesta de sanción por incumplimiento de las medidas COVID y obstaculizar la labor inspectora. En las dos fiestas había más de 15 personas. Los vecinos confirmaron el trasiego de personas y denunciaron el ruido.