«Asumo mi culpa, sí, me equivoqué, pero no fui el único», declaró el alcalde de Palma, José Hila, en el debate del pleno municipal que se celebra este jueves en Cort sobre la polémica que se desató por el cambio de nombre de calles con origen franquista. El primer edil, que era la primera vez que admitía su parte de responsabilidad en este tema, afirmó que «fue una cadena de errores de la que yo fui el último eslabón».
Durante el debate de las propuestas de PP y Ciudadanos de poder formar parte de la comisión de toponimia, que fueron rechazadas por el Pacte, el edil 'popular' Julio Martínez abrió su intervención preguntando al alcalde «¿cómo lleva el ridículo nacional que hizo?, a la vez que le instaba a «enmendar el error de no hablar en el pasado pleno, cuando huyó del debate» y a pedir perdón.
De este modo, Hila reconoció que «admito mi error, pero soy el único que lo ha hecho». Recordó que el censo fue elaborado por un grupo de trabajo encargado por el Govern para dar cumplimiento a una ley de memoria histórica aprobada por el Parlament, «que es de obligado cumplimiento». Y ahí es cuando dejó claro que no fue el único en equivocarse. «Yo confié en el trabajo que habían hecho las personas que elaboraron, tramitaron y revisaron el censo», el cual, remarcó, estuvo durante un año en la web de Parlament «y nadie dijo nada, nadie avisó, nadie habló de almirantes».
En su opinión, como explicación «solo hay dos opciones, o no miraron el censo, con lo cual explíquenselo a la ciudadanía, o lo hicieron pero no se dieron cuenta de ningún error».
Para el regidor de Ciudadanos Josep Lluís Bauzà «quizá nada de esto habría ocurrido si los partidos de la oposición hubiéramos estado representados en la comisión de toponimia». Pero la petición no se aceptó porque «se trata de una comisión técnica», explicó el concejal de Cultua, Antoni Noguera.
El edil de Vox Sergio Rodríguez, por su parte, aseveró a Hila que «no me gusta que hiciera el ridículo porque mi partido respeta la figura que usted representa, es el alcalde de nuestra ciudad», pero instó al tripartito a no querer «quitar de las calles todo lo que huela a español, que al final es lo que quieren» y recordó que «ante la evidencia de que era un error, rectifiqué y paré el proceso».