El presidente de Vox en Baleares, Jorge Campos, afirmó este jueves que la presidenta Armengol es el «verdadero virus» de Baleares; que su partido es la «alternativa real» al resto de formaciones; que «en sólo dos años» ha demostrado su fuerza, y que el objetivo de «hacernos con el Gobierno de España y el de Baleares es real». También apuntó que cuando responden a sus propuestas «con el comodín de fascista o de feixista, que es como nos llaman, es que hacemos las cosas bien».
Vox protagonizó el primer mitin con público de la postpandemia y lo hizo con Rocío Monasterio, presidenta de Vox en Madrid y diputada autonómica por esa comunidad. Tanto ella como el dirigente balear insistieron en que habían tratado de impedir su acto político. Se referían a las normas impuestas como consecuencia de la pandemia.
Acceder el mitin requería guardar cola y mostrar previamente el carné de identidad. Las normas por la COVID, se explicaba en la puerta. Unas normas que limitaron el aforo a un máximo de 500 personas. De haberse tratado de un acto cultural, hubieran sido de 800. Este hecho fue criticado por Campos desde el escenario. Fue cuando ironizó sobre la «fuerzas» del «virus» según las horas o los espacios, y dijo que se permitía más gente en los actos culturales que en los de los partidos.
Las butacas de la Sala Magna del Auditòrium estaban separadas (una libre, una para ocupar) y en el escenario se había dispuesto una pantalla sobre la que se proyectó un vídeo sobre los dos años transcurridos desde las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Incluyó intervenciones de sus cargos públicos. La que generó más aplausos fue una del diputado Antonio Salva ante el pleno del Congreso, en que recordaba el asesinato de su hijo guardia civil. Eso fue antes de las intervenciones de Monasterio y Campos.
El público asistente sabía a lo que iba: al primer acto político presencial desde que la pandemia impusiera las reuniones por medios telemáticos. La reunión empezaba a las 20 horas, pero la cola ya se formó a las 18,15.
Libertad
Tanto Monasterio como Campos desplegaron todo el argumentario que define a este partido: explicaron que eran perseguidos por otros partidos y por los medios; se presentaron como garantes de la libertad; afirmaron que se aprovechaba la pandemia para recortar libertades (Campos dijo: «Queremos que todo esté abierto» ); y aludieron a una «ideología de género» que «criminaliza los hombres». El dirigente balear también equiparó «feminismo a nazismo», y presentó la entrada de inmigrantes de Marruecos a Ceuta como una «invasión» organizada.
Según su análisis, todo empezó a ir mal con las políticas de Zapatero que luego «no cambió Rajoy». Para Campos, hasta que Vox no llegó al Parlament «nadie había hablado tan claro».