Balears acumula en estos momentos una deuda con los bancos y con el Gobierno que suma 8.564 millones de euros y una buena parte de esa cantidad extraordinaria, que supera el Presupuesto anual de la Comunitat, se debe a la falta de financiación de las Islas para cubrir sus servicios básicos.
No llega suficiente dinero con el sistema de financiación –el año que viene será una excepción en un año extraordinario– y, como no llega dinero del Gobierno, el Govern se lo tiene que pedir prestado al mismo Gobierno. La deuda con el Ejecutivo central suma unos 4.000 millones y no se terminará de pagar hasta el año 2034, según figura en las previsiones del Ejecutivo. Ese año no se liquidará la deuda total del Govern ya que hay vencimientos vivos hasta el año 2044, pero para que estas previsiones se cumplan, la Conselleria d'Hisenda no tendría que endeudarse más a partir de este momento, algo completamente inasumible en el actual contexto económico.
Más deuda cada año
De hecho, el departamento que dirige Rosario Sánchez ya ha calculado que el año que viene tendrá que pedir a los bancos o al propio Gobierno otros 1.200 millones de euros para poder hacer frente a los vencimientos del año que viene. El Govern lleva años pidiendo dinero prestado a Madrid porque el dinero que el envía el Gobierno no le basta, pero las cosas pueden comenzar a cambiar cuando se abra el debate del nuevo modelo de financiación autonómica, que muy probablemente no se abordará hasta que no hayan pasado los dos procesos electorales que hay previstos el año que viene: las autonómicas y municipales, en mayo, y las generales, en diciembre.
En ese proceso, el Gobierno se ha avenido, por primera vez, a abordar la posibilidad de perdonar una parte de esa deuda que debe a Madrid por la llamada infrafinanciación. La Sindicatura de Comptes hizo hace algunos años un cálculo sobre qué parte de la deuda se debe a es falta de recursos de Madrid y la cifra se acercaba a los 4.000 millones. Mientras tanto, y a pesar de las necesidades de financiación que han surgido estos años, especialmente con la pandemia, la política del Govern pasa por no aumentar la deuda, sino por tratar de mantenerla y, si es posible, reducirla en términos absolutos. La estabilización de la deuda se ha conseguido, pero la reducción en números absolutos solo se logró en el año 2017, con Catalina Cladera como consellera d'Hisenda. La reducción fue de apenas 95 millones, pero fue la primera en años.