Cuál es uno de los problemas sociales que está haciendo ir de cabeza a la ciudadanía en general, sobre todo a la ciudadanía joven y no tan joven, con sueldos pequeños? Sin duda, el de la vivienda. Es tan gordo, que dicen los políticos que hallar su solución es prioritario. Vamos, que están en ello, pues de todos es sabido que con lo que cobran algunos no les alcanza para pagar el alquiler, además de la fianza…
Pues bien, un ciudadano de Palma, Juan Luis Gelabert, se acercó hace un mes a la Conselleria de Mobilitat i Habitatge, del Govern, para donar gratuitamente 88 viviendas prefabricadas, de 27 metros cuadrados cada una –ideal para un joven con trabajo que quiere independizarse; incluso para un matrimonio sin hijos–, con la particularidad, además, de que con dos se puede hacer una de 54 metros cuadrados –donde pueden vivir hasta cuatro personas–, incluso reunir tres en una… Vamos, que una bicoca, y encima, ¡gratis!, pues como decimos, Gelabert las dona, las regala… Vamos, que no quiere cobrar ni un céntimo por ellas…
Siempre a través del teléfono
Hace un mes, como decimos, Gelabert se acercó a la citada conselleria, y en la recepción le pusieron por teléfono en contacto con una secretaria, que enterada de la intención del donante, sin bajar a hablar, a concretar personalmente con él –¡oye, que va a regalar a tu conseller 88 viviendas; que molestarse en bajar uno o dos pisos para hablar con él vale la pena ¿no?!–, le dice por teléfono que le envíe la propuesta por internet. Gelabert insiste en que mejor hablarlo directamente, cara a cara, «y así se lo explico más detalladamente». Ella le contesta que es un cero a la izquierda, que mejor haga el informe y que lo envíe por internet.
Gelabert cuenta que nueve días después de esa conversación, «me llama la secretaria, preguntándome si la donación era de una finca, y yo le digo que no, que son casas prefabricadas desmontables, por lo tanto que se pueden montar allá donde uno quiera, o pueda. Es más –le añado–, son casas de material que controlan el sonido y la temperatura. Material fabricado en Alemania por la empresa Hebel-Siporex. Casas fácilmente montables, ya que apenas necesitan mano de obra… Pienso que más claro no puedo ser en la exposición que le hago, aunque sigo insistiéndole que mejor que por teléfono sería entrevistarnos cara a cara. Y mejor, incluso, que me entrevistara con el conseller o con el director general, porque yo, además, le llevaría planos de las casas, normas de su montaje… Viéndonos, vería también que las piezas están numeradas para montarlas cómo si fuera un mecano. Incluso le diría que hasta tengo el montador con quién podrían hablar, pero… Pues que después de esta conversación, sigo sin repuesta. No entiendo nada. Y menos todavía entiendo cómo no me han pasado con el conseller, o el director general. Y así se lo exponía directamente…».
El origen
Pues la verdad es que, viendo la necesidad que hay de casas, y que un particular trate de regalar 88 de ellas al Govern, no entendemos que nadie con mando en plaza se haya dignado a hablar con él.
¿Que de dónde son esas casas?, os preguntaréis… «Pues pertenecieron al Club San Pedro, sito en la Colònia de Sant Pere. Casas que apenas se utilizaron. Por tanto, casas nuevas. Casas que pueden servir de vivienda a quien tenga dificultades para alquilarla. Casas que yo regalo –Gelabert subraya lo de regalo– al Govern… Pero es que, a día de hoy, no sé si mi oferta interesa, o no. O si se ha perdido por el camino. La verdad es que no entiendo nada, entre otras cosas porque aún sigo esperando a que alguien, sea el conseller, sea el director general, me diga algo».
Pues, la verdad sea dicha, que ojipláticos también nos deja a nosotros. Por eso le proponemos que si el Govern rechaza su oferta, o no le da respuesta, como viene sucediendo hasta ahora, que las done a alguna institución social que pueda, sin ánimo de lucro, por supuesto, ofrecérselas a quienes carezcan de vivienda. Y así quedamos. «Es lo que voy a hacer si en un par de semanas no me dicen nada desde el Govern», responde Gelabert.