«Para entrar al piso suplantaron la identidad de unos amigos suyos», asegura María Vicente, la propietaria de un piso de Son Rapinya donde, según la afectada, los inquilinos se habrían autodeclarado como «okupas» y se estarían dedicando a alquilar las camas a 400 euros. «Los amigos ya han reconocido en los juzgados y ante nuestro abogado que sí, que les dejaron los documentos de identidad, las nóminas y los contratos de trabajo porque son buenas personas», explicaba Vicente en su reciente visita a este periódico.
Los problemas de esta propietaria y su marido con estos inquilinos se remontan al pasado verano cuando según cuentan descubrieron que la pareja que les había alquilado el piso se dedicaba a alquilar las camas del mismo: «En una vivienda para cuatro personas han metido ocho camas y las alquilan a 400 euros cada una». Al tratar de interrumpir el contrato debido a estos hechos, la inquilina decidió dejar de pagar el alquiler pero continuar viviendo en el piso: «"A partir de ahora ya no soy inquilina, soy okupa", nos dijo», explica María Vicente.
A los inconvenientes que esta pareja de inquilinos habría causado a la propietaria y a su marido, que «necesitaban los ingresos de este piso para poder vivir», hay que añadir que estos morosos han propiciado algunos problemas de convivencia con el resto de vecinos del bloque de viviendas situado en Son Rapinya.
«Los vecinos, con los que tenemos buena relación, nos van enviando fotos de como tienen la escalera. En verano tenían las basuras en el rellano. Y en la azotea han llegado a dejar pañales usados del niño que tienen. Nosotros dejamos el piso super bien y hemos llegado a encontrar el cabecero de nuestra la cama también en la azotea», explica María Vicente.