El joven británico que ha sido juzgado este lunes por la Audiencia Nacional porque en julio de 2022 alertó a través de sus redes sociales de una falsa amenaza de bomba en un avión en el que volaba y que realizaba el trayecto de Londres a Menorca ha reconocido los hechos pero ha señalado que se trataba de una broma entre amigos y que la hizo en un grupo privado de la red social Snapchat.
Aditya Verma, a quien la Fiscalía imputa un delito de desórdenes públicos por el que interesa una multa de 22.500 euros más una indemnización de casi 95.000 euros para el Ministerio de Defensa por los gastos derivados del despliegue de un caza que escoltó ese vuelo, ha señalado a preguntas del Ministerio Público que cuando iba a hacer el 'check-in' del vuelo en el aeropuerto de Gatwick realizó varias fotografías y una de ellas la compartió en ese grupo «privado» en el que participaban un total de siete amigos del colegio con una frase que decía «de camino a estallar el avión, soy miembro de los talibán».
El joven ha señalado reiteradas veces que ese comentario lo hacía en un contexto privado y con un grupo en el que habitualmente bromeaban con él dado el color de su piel por su origen indio. «No pensé en ningún momento en asustar a las personas de ese vuelo porque el grupo era privado y ese mensaje no debía llegar a nadie más», ha explicado tras indicar que él y su grupo de amigos se dirigían a Baleares de fiesta tras acabar un periodo de exámenes de mucho estrés.
Según el relato que hace Fiscalía en el escrito de acusación, ese mensaje fue captado por los servicios de seguridad de Reino Unido cuando el avión sobrevolaba el espacio aéreo francés, y avisaron a las autoridades españolas. Con este aviso, y ante la amenaza de bomba se decidió desplegar el Eurofighter para escoltar el vuelo. Finalmente, el avión aterrizó en el aeropuerto de Menorca sobre las 16.44 horas y, tal y como informó la Guardia Civil en nota informativa, se procedió al arresto del joven.
El joven, a preguntas de su defensa, ha señalado que cuando vio el reactor del Ejército acompañando el vuelo pensó que podía ser alguna maniobra relacionada con la guerra de Rusia y Ucrania dado que el conflicto se había iniciado poco antes. Y ha recordado que el comandante del vuelo explicó a los pasajeros del vuelo de la compañía EasyJet que «había realizado un error de comunicación y que había enviado una señal por error pero que lo estaban arreglando y que los cazas dejarían de seguirles».
«Pensé que era algo relacionado con el conflicto», ha explicado, negando que en ningún momento se le pasara por la cabeza que tuviera que ver con su broma. Tras el encausado, los peritos de la Guardia Civil han explicado que analizaron el dispositivo del joven y que, si bien localizaron conversaciones de WhatsApp en las que se interesaba por los enfrentamientos entre Pakistán e India y por las posibilidades de un atentado de Estado Islámico en esa zona, no observaron nada de interés que le relacionara con el radicalismo yihadista.
«No se observó ningún vínculo con el radicalismo ni con la intencionalidad de poner una bomba, ni orquestarlo (...). Daba la impresión de que fue una broma», ha recalcado uno de ellos. A esto han sumado que ellos sólo analizaron el teléfono del joven y que por tanto desconocen cómo llegó a hacerse público el mensaje, si bien han supuesto que alguno de los siete miembros del grupo privado lo compartiría con terceros.
Esta teoría ha sido desmentida tanto por el encausado como por un amigo de él, que ha explicado que cuando alguien del grupo de Snapchat reenvía a terceros contenido del chat, siempre aparece un aviso de que se comparte fuera del grupo, y en este caso nunca llegó a producirse. Por otro lado, el amigo, que también volaba en ese avión, ha indicado que él supone que el mensaje fue captado por los servicios de seguridad británicos gracias a la red wifi del aeropuerto de Gatwick, aunque el encausado en su turno de última palabra ha recordado que él usó su red privada y nunca la del aeropuerto, pero desconocía si alguno del grupo la usó para ver el chat.
En el turno de informes finales, y después de elevar a definitivas sus conclusiones, el fiscal ha puesto el foco en que no se trató de una broma sino de «una broma pesada» y que el encausado sabía lo que estaba haciendo por lo que «estaba simulando» ser un talibán. A su juicio, el artículo 561 del Código Penal, que hace referencia a las falsas alarmas de bomba, tipifica esa conducta del joven, algo con lo que ha coincidido la Abogacía del Estado que da por hecho que la captación de la imagen por parte de los servicios de seguridad británicos presuntamente a través de la red wifi se realizó de manera legal y supone por tanto «la publicidad necesaria que integra el artículo del Código Penal».
Por su parte, la defensa ha indicado que la jurisprudencia al respecto exige que la broma sea creíble «y no lo es cuando todos se suben al avión y cuando se sorprenden al ver el caza». El encausado «no tenia intención de movilizar a los servicios de emergencias, era una broma en el ámbito privado», ha subrayado. Al hilo, ha apuntado que la multa que se le exige a su cliente es desproporcionada y que el gasto derivado del caza debe ser asumido en todo caso por el Gobierno británico «por vulnerar la intimidad» de su cliente.