Alrededor de 15.300 mayores de 65 años de Baleares sienten un importante grado de soledad, de los que unos 5.600 se sienten siempre solos y unos 9.700 casi siempre, según un artículo incluido en el 'Anuario del envejecimiento 2024' presentado este jueves por la UIB.
Detectar a las personas que siempre se sienten solas "debería ser un elemento fundamental de la gestión e intervención públicas y de las organizaciones que brindan apyo al colectivo de gente mayor, según el autor del artículo 'La soledad y las personas mayores en las Islas Baleares: Situación actual y proyección de futuro', Ferran Dídac Lluch.
Advierte de que, aunque la soledad se experimenta en todas las etapas de la vida, «adquiere un especial protagonismo entre los grupos de más edad de la población y afecta de una manera especial a las mujeres mayores». Según esos datos de 2023, de las personas que siempre se sienten solas 3.653 son mujeres y 1.956 hombres.
El estudio ha calculado el impacto que tendrá la soledad sobre los mayores de Baleares en el horizonte de incremento de la población en los próximos 15 años que ha estimado el Instituto Nacional de Estadística, que prevé que Baleares tendrá un 25 % más de población en 2037, unas 300.000 personas más.
Según las proyecciones del INE a 15 años vista (2022-2037), el aumento de la población mayor será especialmente importante: crecerá un 60 %, con unas 121.000 más. Se estima que en 2037 habrá cerca de 47.000 habitantes de 85 años o más.
Lluch considera necesario «prepararse para atender las necesidades de un colectivo de personas de más de 60 años que vivirán solas formado por entre 71.000 y 75.000 personas, un 30 % de las cuales tendrán más de 80 años».
Será un colectivo especialmente feminizado, en el que las mujeres representarán el 65 % del total y adquirirán protagonismo en las edades más avanzadas, hasta ser aproximadamente las tres cuartas partes de los mayores de 80 años.
«Los escenarios futuros determinan un importante crecimiento de la soledad en las personas mayores. Tenemos los ingredientes para causar una tormenta perfecta», explica Lluch, quien recuerda que «la soledad causa impactos graves en la salud física, con un aumento de la tensión, obesidad y cáncer; y psíquica, con depresión y ansiedad, trastornos del sueño, empeoramiento cognitivo,y un mayor consumo de medicamentos y recursos sanitarios».
Afecta a la calidad de vida del colectivo y, por tanto, «debe ser objeto preferente de las políticas públicas».
Hacer frente al fenómeno de la soledad, principalmente entre las personas mayores, requiere instrumentos de detección, por medio de la coordinación de todos los servicios públicos, administraciones y entidades privadas que trabajan con mayores, señala el artículo.
Añade que los programas de atención integral centrados en las personas que impulsa el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS) o la creación de bases de datos de acceso compartido o registros únicos «pueden ser un camino importante para mejorar la atención de los ciudadanos y un sistema de detección de situaciones de soledad».
Una vez realizado el diagnóstico, se podrán implementar políticas y programas que fomenten la inclusión social, la creación de comunidades cohesionadas, y ofrecer el apoyo emocional y psicológico que necesiten las personas en situación de soledad