Desde que -en vacaciones- descubrió Eivissa en 1974, Margarita Kirnsberger se dio cuenta de que echaría raíces en la isla, lo que se cumplió a partir de 1983, cuando una vez prejubilada en Alemania de su profesión de maestra se instaló en Santa Eulària, donde tiene su cuartel general en pro de la actividad a la que se entrega en cuerpo y alma, la defensa y promoción de la música clásica.
Al principio lo hacía particularmente, y desde 1996 como vicepresidenta de la asociación cultural Pro Arte, entidad a la que dedica todas sus energías: «No creo que pueda seguir mucho tiempo con tanta actividad; estoy detrás de una sustituta, pero hasta el día que me muera seguiré siendo el alma de Pro Arte», apuntó con firmeza germánica, sin perder su ya famosa sonrisa. La historia de Pro Arte tiene un antecedente, del que Margarita Kirnsberger es la protagonista: «Lo que más me faltaba en Eivissa era la música clásica.
En Alemania había fundado un coro sobre Bach, cantando como contra alto. Así, al principio traje un trío muy bueno de amigas, que volvieron años más tarde para un concierto de otoño. A través de ellas vinieron otros músicos. Pero como me di cuenta de que yo sola no podía organizar todo esto, es cuando tomamos la decisión de fundar la asociación». El primer presidente de Pro Arte fue el prestigioso tenor residente en Eivissa, Sándor Kónya, quien dejó el cargo poco tiempo después por razones familiares. En la actualidad, la presidencia la ostenta Georges Verwilt, director durante muchos años de la Orquesta de Cámara de Amberes, y entregado ahora a la pedagogía musical en Can Ventosa.