Dos documentos ibicenco del Arxiu del Regne de Mallorca, una «Taula de fites» de 1789 y un «Plànol d'Eivissa» de 1738 figuran entre las 13 últimas intervenciones entregadas la pasada semana por los restauradores, gracias al convenio de colaboración entre el Govern balear y la Banca March. Junto a los dos documentos ibicencos, figuran en la relación de obras recuperadas los 18 grabados de Picasso de la serie «Suite Vollard»; el pergamino real de Jaume I; un Inventari de Segrest d'Audiencia; ocho poesías no acabadas de la colección Hernández Mora; una carta de Pedro A. Juano a Gabriel Aléñá; fragmento de una obra de teatro, todo de la misma colección; una recopilación de poesías del rector de Vallfogona; un trozo de inventario del Monestir de Lluc; 70 pergaminos del fondo antiguo de Llorac; un impreso de la «Nueva Planta de la Real Audiencia», y el «Llibre de franqueses i ordinacions» del Monestir de Lluc.
Por tercer año consecutivo la Banca March ha renovado el convenio de colaboración con el Govern balear, firmado la pasada semana entre Francesc Verdú, consejero delegado de la Banca March y Damià Pons, conseller de Cultura de la primera institución balear. En el mismo, la entidad bancaria aporta un total de 9.160.000 pesetas para restaurar otra serie de documentos en mal estado pertenecientes al Arxiu del Regne de Mallorca. Para ello se contratarán dos técnicos restauradores.
Por otra parte, la Banca March colaborará económicamente en la restauración de las pinturas de la colección Truyols, que fueron adquiridas en mayo del pasado año por el Govern en la subasta organizada por Christie's en Bendinat. Guillem Rosselló Bordoy, director del Museu de Mallorca, aseguró que en la subasta se adquirieron 18 lotes, de los cuales 15 eran pinturas. Siete de éstas últimas necesitaban una restauración, un trabajo que está siendo dirigido por José Pardo. Rosselló Bordoy mostró su deseo de que la restauración de las piezas pueda finalizarse a finales de este año. El estado de conservación de la «Taula de fites» se encontraba, según explica el informe técnico, «en un estado de conservación lamentable», ya que el papel estaba «muy debilitado a causa de la gran acidez y cantidad de agua que ha recibido, así como a rupturas en el papel, manchas de tinta y las producidas por una cinta adhesiva». En cuanto al tratamiento de restauración, la técnica utilizada fue analizar la acidez y solubilidad de las tintas y fijarlas con un producto especial. A continuación se sometió el documento a varios baños de distintos productos químicos, se consolidó el soporte y se reintegraron a mano las zonas perdidas con papel japonés. Finalmente, se reintegraron cromáticamente algunas zonas y se prensó el documento con un peso ligero para darle uniformidad.