Como diría el tango, música que también incorpora a su nuevo espectáculo, «las nieves del tiempo platearon la sien» de Quico Pi de la Serra, uno de los miembros más veteranos de la «Nova cançó» catalana, quien fue el invitado de honor en la verbena de la Nit de Sant Joan de Formentera. Junto con nombres como Serrat, Lluís Llach, Ovidi Montllor o Maria del Mar Bonet, el autor de «L'home del carrer» formó parte del colectivo «Els setze jutges», un movimiento de contestación social más que artística, aunque la canción fuera el medio que usaban para expresarse.
Corrían los primeros años sesenta y todos ellos eran muy jóvenes. ¿Queda algo de aquella ilusión colectiva?. «Quedan algunas amistades; hay gente que hemos continuado en la música y otros que no», apuntó. «Los principios de una carrera siempre son entrañables, máxime por tratarse de una situación tan particular como aquella, ilusionante a pesar de la represión tan fuerte que había; y no es que fuéramos torturados, sí fui detenido muchas veces, pero no pasaba de aquí», añadió. Entonces, importaba más lo que se decía que cómo se decía. «Tuvimos un éxito inmediato e importante, pero artísticamente éramos malos; lo que pasa es que había el componente político y social de la lengua y esto sirvió para que alguno pudiera perder el norte pensando que era muy bueno porque le aplaudían mucho», reconoció. «Yo me di cuenta de que la cosa podría ser una profesión porque me pagaban; entonces es cuando empecé a estudiar y evolucionar, como cualquier persona en un oficio; y hasta hoy».
Un hoy en el que Pi de la Serra es más crítico con lo que hace. «Si la canción artísticamente no es buena, el mensaje no vale; tienes que tener claro que formas parte del mundo del espectáculo y que la gente va a distraerse, de la misma manera que va a ver una revista o lo que sea. Lo que pasa es que si aportas algo más que la pura distracción, pues estupendo», precisó.