La Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa y el paseo Vara de Rey se aprestaron ayer a reencontrarse con la historia. Una tradición que se remonta a 75 años atrás y que desapareció en la década de los ochenta, la de los conciertos dominicales en el emblemático paseo, emergió de nuevo logrando una más que amplia respuesta de público, que no sólo llenó los asientos dispuestos por el Ayuntamiento de la ciudad, sino que también ocupó los bancos adyacentes e incluso aguantó en pie el desarrollo de la actuación ofrecida por la formación dirigida por Manuel Ramon Mas.
Los cerca de 60 miembros de la Banda Simfònica y los tres centenares largos de asistentes no podían esperar mejor meteorología para este reencuentro. El sol brilló, implacable para algunos, que no dudaron en cubrir sus cabezas con sombreros, gorras y periódicos, sobre la estatua del general ibicenco.
Pocos minutos después de las doce del mediodía, la Banda Simfònica iniciaba el concierto, cuyo programa incluyó pasodobles, boleros, tangos y zarzuelas -«música con una cierta nostalgia», señalaba el director de la Banda-, piezas que fueron largamente aplaudidas por el público al finalizar cada una de ellas.
La intención de la Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa es la de repetir estos conciertos al aire libre, aunque sin institucionalizar su celebración cada domingo, sino aprovechando algunas fechas señaladas. La próxima ocasión para poder disfrutar de una actuación de este tipo será el próximo mes de mayo, durante la celebración de las jornadas medievales instituidas para conmemorar la declaración de Eivissa como Patrimonio de la Humanidad. El objetivo de Manuel Ramon Mas es también el de alternar esta Banda con la formación juvenil.