Los restos mortales Francisco Rabal descansan desde el mediodía de ayer en la pedanía de la Cuesta de Gos (Àguilas), lugar que vio nacer al actor hace 75 años. Su esposa, Asunción Balaguer, y sus hijos, Teresa y Benito, fueron los encargados de depositar la urna funeraria en una fosa de un metro y medio de profundidad situado bajo un almendro. Más de 2.000 personas asistieron a la ceremonia no religiosa, que duró una media hora y estuvo marcada por la emoción.
El secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, fue la representación institucional de mayor rango del Gobierno en el acto; mientras que la presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, Marisa Paredes, representó al cine español, junto con el director Jaime de Armiñán.
Sus hijos fueron los encargados de portar la urna funeraria, que abandonó el centro donde estuvo toda la noche recibiendo el homenaje de sus paisanos al ritmo de un pasodoble. Asunción Balaguer y sus hijos Teresa y Benito, entre aplausos, fueron los primeros en llegar al pie de la fosa, donde estuvieron acompañados por los nietos del intérprete desaparecido, Luis, María, Candela y el también actor Liberto, que sostenía sobre sus hombros a su hijo pequeño.
Antes de introducir la urna funeraria en la fosa, la cuadrilla de la Cuesta de Gos, formada por unos siete músicos, interpretó varias parrandas, cantes populares murcianos. «Tu voluntad fue quedarte entre los nuestros, aquí descansan los restos de don Francisco Rabal», decía una de las estrofas. Después llegaron los trovos, versos improvisados como «España y el mundo entero lloran la muerte de Paco Rabal. Ni el pudiente ni el obrero te han querido olvidar», entre otros.