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El retablo de la Soledad volverá a lucir sus añejos méritos artísticos

Situado a la derecha del altar mayor de la Catedral, fue encargado por Nicolau de Quint en el siglo XVI

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La próxima semana comenzará la restauración del retablo de la capilla de la Soledad de la Catedral de Eivissa, «el más valioso del templo», según Torres Peters, delegado diocesano de Patrimonio. Se trata de una composición que data del siglo XVI, atribuida a una escuela genovesa o mallorquina, que según documentación escrita de la época fue encargado por la familia Nicolau de Quint, siendo la Virgen de los Dolores su original advocación. La conservación y restauración de la madera correrá a cargo de Vicent Guasch Morer, mientras que el tratamiento de los lienzos será realizado por Nieves Peinado.

El presupuesto del proyecto, de 11.085 euros (800.000 pesetas), en cuya realización se emplearán cuatro o cinco meses, ha sido financiado por la Obra Social de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), entidad que colabora regularmente con la Diócesis ibicenca. «Estamos encantadídimos de contribuir a devolver su belleza original a tan hermoso retablo y volver a colaborar de nuevo con el Obispado, cosa que haremos siempre que necesite de nosotros», apuntó Armando Torres, responsable de Obra Social de la CAM en Eivissa. El obispo, Agustín Cortes Soriano, presente en el acto de la firma del convenio de colaboración, agradeció la generosidad de la entidad.

El retablo, que se encuentra en la primera capilla situada a la derecha del altar mayor, ha sufrido modificaciones importantes en su aspecto inicial debido a la pérdida de varias de las pinturas que originalmente integraban el conjunto. A esto hay que añadir las faltas de volumen en algunos relieves, la pérdida de preparación y dorado en la predela, la existencia de repintes -principalmente en la arquitectura- y el ennegrecimiento generalizado de las policromías por el humo y la suciedad acumulada. En cuanto a su estado de conservación, además de dichas alteraciones, están las patologías propias de la madera (insectos, debilidad estructural, etc.) y el importante deterioro de los cuatros óleos sobre lienzo que se encuentran en la predela.

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