Pere Daura, un pintor que hizo un camino de ida y vuelta del impresionismo a las vanguardias, y su relación con Balears, es el protagonista de la exposición que se inauguró ayer en la Sala de Cultura de «Sa Nostra». La muestra antológica, formada por una amplia selección de sus dibujos y pinturas estará abierta al público hasta el 3 de mayo. Juan Elorduy, comisario de la muestra, explicó a este periódico la evolución estética de Daura. «Se inicia en el impresionismo, luego prueba el constructivismo y está un tiempo en ello, hasta que descubre que su camino es más bien la expresión a través del color y de la libertad de las formas».
«Cada uno de sus pasos ha sido importante para llegar a donde llegó; si no hubiera pasado por la disciplina del constructivismo es posible que no hubiera hecho las obras tan sintéticas y tan puras de su madurez creativa». La muestra itinerante que ahora se presenta en Eivissa procede de varios museos, entre ellos el Diocesano de Menorca, en el que tiene depositado parte de los trabajos que realizará inspirados en la isla que le vio nacer. Como explicó Juan Elorduy, la dispersión de la obra de Pere Daura por varias ciudades europeas y americanas es debida a «que su hija Martha, mujer de gran generosidad, decidió a la muerte de su padre, que los sitios que fueron importantes en su vida, como Menorca, Barcelona, París o varias ciudades de los Estados Unidos, debían tener una parte de su obra».
Menorquín por casualidad (a su madre, catalana, le vino el momento del parto antes de tiempo), la biografía del pintor Pere Daura estuvo sujeta a las crueles vicisitudes de la historia del siglo XX. «Le pilló la Guerra Civil en Barcelona, se alistó en el bando republicano, fue herido, derrotado, se exilió en Francia, la pilló la Segunda Guerra Mundial, se fue a los Estados Unidos y se prometió, como tantos, no volver hasta que no muriera el dictador. Falleció en 1976, pero no tuvo tiempo de regresar a su país y está enterrado en América», concluyó el comisario de la exposición.