Hasta el próximo día 28 estará abierto al público la muestra de dibujos de Benjamín Palencia que se inauguró ayer en la sala municipal de exposiciones de Santa Eulària. La iniciativa, patrocinada por la Banca March, propietaria de la colección, se inscribe dentro del programa de las fiestas patronales del municipio.
Los dibujos pertenecen a la extensa serie iniciada por Palencia en 1930, tienen en su mayoría como protagonista a la figura humana y se nota en ellos la influencia de Paul Klee y Joan Miró, ya que el artista manchego pintó la serie después de su estancia en París, donde residió varios años y frecuentó a grandes maestros de la época; entre otros a Picasso, que elogió las obras de su primera exposición individual parisina en 1933.
Realizados con fuertes trazos negros contrapunteados de color, que dibujan formas geométricas o alveoladas, los dibujos muestran una imagen del hombre que evocas culturas antiguas, como la africana, la del antiguo Egipto o incluso al arte rupestre. A pesar de su esquematismo, los cuerpos son expresivos y sugeridores produciendo una clara comunicación entre todas las obras del grupo. Algunas dejan traslucir una cierta carga de ironía y humor, y en los rostros se aprecia una fuerte sensación de humanismo.
El propio Benjamín Palencia definió con palabras el sentido de su quehacer pictórico: «Lo que yo hago es interpretar poéticamente sobre el papel lo que siento en mis sueños y a través de mis emociones; como un niño que no supiera dibujar, pero cuyas imágenes están cargadas de sensibilidad y poesía. Lo que me parece más importante es tener luz en el corazón, para que todo esté en su sitio, poéticamente limpio, expresando con pureza todo lo que se puede decir plásticamente». En ese sentido, su pertenencia durante la República al grupo teatral de La Barraca, trabajando con García Lorca como director artístico y responsable de los decorados y figurines de las obras que representaban por pueblos de toda la geografía española, resultan más que evidentes.