La ministra de Educación, Cultura y Deporte, Pilar del Castillo, visitó ayer las obras de ampliación del Museo del Prado diseñadas por Rafael Moneo, que ya han superado la fase crítica sin dañar lo más mínimo la iglesia colindante de los Jerónimos y que, salvo imprevistos, estarán terminadas en febrero de 2004. La construcción del polémico «cubo» de Moneo obligó en su día a desmontar el Claustro de los Jerónimos, declarado monumento nacional en 1925, razón por la que los vecinos de la zona presentaron varios recursos ante el Tribunal Supremo, que, finalmente, en diciembre de 2002, sentenció a favor de la ampliación del Prado.
Las obras del nuevo edificio están en una fase muy avanzada y se ha alcanzado ya la cota máxima del mismo, que será similar a la que tenía el Claustro de los Jerónimos. Las 2.820 piezas resultantes de desmontar el claustro han sido restauradas, tras un año de trabajo, en el almacén en el que fueron depositadas, y, según dijo Eduardo Serra, presidente del Patronato del Prado, «en pocas semanas» se volverán a instalar en su lugar original, aunque dentro del edificio de Moneo.
La ampliación del Prado, que cuenta con un presupuesto de 42,6 millones de euros, incrementará la superficie del museo en casi 18.000 metros cuadrados, es decir, más del cincuenta por ciento de la que tiene en la actualidad. Del Castillo reconoció que las obras «son de una complejidad extraordinaria porque hay que ensamblar el nuevo edificio con el antiguo museo y hacerlo de una manera fluida y natural».