La Escuela Taller de Eivissa concluye hoy en Dalt Vila los tres talleres de un proyecto en el que jóvenes entre 16 y 25 años han trabajado dos años. Uno ha sido de talla de piedra en el baluarte de Sant Pere para la pavimentación de la explanada; otro, en la obra municipal de la calle Sant Ciriac 5, junto a la capilla, en un solar en el que estaba ubicado el Carrer del Jueus; y un tercero, de jardinería, en el vivero municipal, mantenimiento de la ronda Calvi y de la zona arqueológica de la zona. El proyecto ha sido financiado por el Servei d'Ocupació de les Illes Balears (SOIB), el Fondo Social Europeo y el Ayuntamiento de Eivissa. «Han sido ocho alumnos por taller; 24 en total, pero han pasado más», precisó ayer a este periódico Àngeles Martín, coordinadora de la Escuela Taller.
El propósito de esta entidad, que funciona desde 1992, es doble: «Mantener y conservar el patrimonio de la ciudad, que es muy importante, y dar una formación a los alumnos que participan en estos programas. Por eso el ritmo que se lleva no es el que pueden tener profesionales. Así, los chicos tienen una fase de formación en los primeros seis meses, en los que todavía no trabajan en obra pero van tomando experiencia con el manejo de las herramientas», explico la coordinadora.
Junto a Àngeles Martín, el equipo responsable de la Escuela Taller de Eivissa lo forman Eugenio Olaria (cantarería; «fue alumno de la Escuela y tiene mucha experiencia tanto en la docencia como en el tallado de la piedra», apuntó Martín), Mónica Ferrer (jardinería; «también con buena experiencia») y Arturo Barrios (albañilería). Además, la psicóloga Ana María Solano, que imparte cultura general y hace el seguimiento psico-pedagogo, y Carmen Redondo, que lleva la gestión de la Escuela Taller. El arquitecto municipal, Rafael Lozano, ha sido el encargado de la obra de Sant Ciriac, y la arquitecta Silvia Sánchez ha hecho el seguimiento diario.