Con una conferencia sobre «Els obrers de les parròquies de les Pitiüses. Història i funcions», Francesc Xavier Torres Peters, responsable del patrimonio eclesiástico de estas islas, cerró ayer en la Extensión Universitaria de Eivissa el VII Curs de Cultura Popular. Una charla que fue seguida con interés por lo curioso y singular del tema.
Al parecer, las Pitiüses son de los pocos sitios en Europa que aún se mantiene «muy activa» esta figura de los «obreros», de origen medieval y que existía, prácticamente, en todas las iglesias de Europa. «Solían ser dos, como pasaba en Eivissa hasta finales del siglo XVIII. Actualmente, el número varía mucho, según la parroquias. Va desde los 24 de Sant Joan a los 2 de La Mola. En Sant Jordi hay 17, en Sant Miquel 12; depende», apuntó el párroco de Sant Jordi.
En cuanto a su función, «son colaboradores de la parroquia y se encargan de todas las cuestiones materiales de la iglesia: mantenimiento, preparar las fiestas, procesiones...». Por lo que hace a su elección,«ha de ser varón, casado y de vida honorable. Además, sobre todo el obrero mayor, ha de tener una cierta prestancia de cara al pueblo. La mayoría se renuevan cada cuatro años», precisó Torres Peters. «Algunos ponen dinero de su bolsillo, pero más bien son los encargados de animar a la gente a colaborar. Antiguamente recogían casa por casa lo que tocaba pagar a cada uno o el donativo que quisieran dar», añadió.
Deberes, pero también ciertos derechos: «Un lugar asignado en las procesiones, normalmente al lado del sacerdote; acompañar a la imagen; llevan la bandera; tener su propio lugar en la misa al lado del presbiterio, o dentro de él, con sus bancos...», enumeró Torres.
Una institución peculiar «que se conserva sólo en estas islas. Que yo sepa, no existen ya en el resto de España, ni en Mallorca ni en Menorca. Tengo constancia de obreros en el siglo XIX, incluso de principios del XX en algunos lugares, pero tampoco con este nombre. Lo que no quiere decir que en algún pueblo existan todavía», concluyó.