La Filmoteca de Catalunya rendirá hoy un homenaje retrospectivo al cineasta afincado en Eivissa, desde hace más de 10 años, Antonio Isasi-Isasmendi. Un premio ante el que Isasi se mostró muy ilusionado ya que afirmó haberse considerado siempre «un productor de Barcelona y me daba cosa que fuera pasando el tiempo y me hicieran homenajes y me concedieran medallas desde Madrid y que los míos se olvidarán de mí», causa por la que el director aseguró estar muy agradecido a la Filmoteca.
Un tributo, a modo de ciclo recapitulador, donde contará con la presencia de la que fuera su compañera sentimental y madre de su hija menor, Marisa Paredes, de su compañero de profesión el director Bigas Luna y del crítico Josep Maixenchs. «Las Vegas 500 millones» será el primer largometraje que se exhibirá. La filmografía de Isasi fue cerrada con «El Aire de un crimen» en 1988, una obra a la que se antepusieron «El Perro», «Rafael en Raphael», «Un Verano para matar», «Las Vegas, 500 millones» «Estambul 65», «La Máscara de Scaramouche», «Tierra de todos», «Vamos a contar mentiras», «La Mentira tiene cabellos rojos», «Sentencia contra una mujer», «Diego Corrientes Rapsodia de sangre», «Pasión bajo el sol», «La Huida», «Relato policiaco» y «Barcelona es bona», su ópera prima lanzada en 1950.
Antonio Isasi tiene el Goya de Honor a su trayectoria, ha recibido diversos homenajes en distintos festivales y es también objeto de estudio de Jordi Batlle, que acaba de publicar «Antoni Isasi-Isasmendi; el cineasta de l acció». El propio director publicó recientemente «Memorias tras la cámara: cincuenta años de un cine español». Además, el artista, ha dedicado los últimos meses a concluir una nueva novela autobiográfica que recoge sus vivencias durante la Guerra Civil Española.
El calificado como «uno de los directores más arriesgados de España», tenía 9 años cuando comenzó el conflicto bélico nacional en 1936 y relata, la historia desde sus ojos de niño. Su primera obra no se llevará al cine, afirmó, pero lo muestra «en toda su plenitud» desde que con 13 años se introdujera en las salas catalanas vendiendo bombones y caramelos hasta estrenar sus películas en 40 cines de Nueva York.