J. HERRANZ
La galería Berri de Sant Agustí acogerá a partir de las 20,00 la inauguración de una exposición de pinturas de Mario Stafforini que estará abierta al público dos semanas. «Estoy muy interesado últimamente en el tema de la violencia de la luz de esta isla. Ando trabajando mucho sobre este tema, con el blanco como tono dominante y fundamental, porque es un color del que no se puede prescindir al pintar Eivissa», explicó a este periódico el pintor argentino, residente en la isla desde los 70.
«Ya no se trata de atmósferas y perspectivas. La cuestión en la que estoy haciendo hincapié ahora es en el volumen que coge una cosa al recibir esa luz reverberante y deslumbradora; sobre todo en verano, y ya mismo. Una luz muy diferente a la que hay en otras partes», insistió Stafforini, añadiendo que los fotógrafos profesionales «cuando viene aquí flipan, porque el fotómetro no les funciona en casi ningún lugar de la isla. Esto es por el rebote de la luz, que pega en el blanco de las paredes reproduciendo al infinito la luz de una pared a otra. Es una luz misteriosísima que vuelve locos a los fotómetros», subrayó el artista.
En esta ocasión Stafforini presenta 25 cuadros «de formato más bien grande, aunque también cuelgo otros más pequeños». Y en cuanto a la temática, «he cogido la isla entera: casas de campo, Dalt Vila, La Marina, sa Penya, barcas, la ciudad, casas de pescadores, el bosque, el campo, flores... pero todo tratado con esa inquietud sobre la luz que estoy descubriendo».
Una sensación y una constatación que Mario Stafforini encontró fielmente expresada en un verso de Antonio Colinas: «Cuánto tiempo he buscado esta tierra cercada por la luz». «Esta frase me parece genial, todo un descubrimiento; porque la luz de la isla, efectivamente, te tiene cercado, caminamos apretados por ella», concluyó.