El escritor Raúl Guerra Garrido obtuvo ayer el Premio Nacional de las Letras Españolas 2006, que reconoce el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas del Estado, de un autor español.
Guerra Garrido, que nació en Madrid el 4 de abril de 1935, vive en San Sebastián desde 1960. De ascendencia leonesa, el escritor vivió su infancia en Cacauelos (El Bierzo) y estudió la carrera de Farmacia, pero a pesar de que la investigación científica ha sido una de sus grandes pasiones, la creación literaria, especialmente, la narrativa, es el eje de su vida.
El jurado que falló ayer este Premio ha tenido en cuenta «la labor callada y silenciosa de este escritor, que ha sido siempre un narrador coherente y constante y que sigue publicando obras llenas de rigor». Según fuentes del jurado, Raúl Guerra Garrido se ha impuesto tan sólo por un voto a la escritora Ana María Matutes, quien también figuraba entre los candidatos para este premio, junto al poeta andaluz Pablo García Baena.
Por su parte, Fernando Savater, miembro del jurado y uno de los defensores de la candidatura de Raúl Guerra Garrido, explicó a que espera que con este premio institucional tan importante «se conozca y se preste más atención a un excelente novelista». «Sus novelas, aparte del valor literario que tienen, aportan un gran testimonio histórico y sirven de reflexión sobre la identidad de nuestro país. Y en este sentido tiene dos novelas extraordinarias: 'Lectura insólita del capital', con la que ganó el Nadal en 1977, y 'La carta'», argumentó Savater.
Guerra Garrido publicó en 1969 su primera novela, «Ni héroe ni nada», a la que siguieron «Cacereño», en 1970, con la que inició su pentalogía del tema vasco, y «Ay«, de 1972 (premio Ciudad de Oviedo). A estos títulos les siguieron «La fuga de un cerebro«, «Hipótesis» y «Pluma de pavo real, tambor de piel de perro», con la que obtuvo el premio Eulalio Ferrer en 1977. Después siguieron «Micrófono oculto» y «Copenhague no existe»; «La costumbre de morir» y «Escrito en un dólar»; «Ayer», con el que en 1984 quedó finalista del Premio Planeta, y «Dulce objeto de amor«. En 2005 publica «La gran Vía es Nueva York«, otro de sus éxitos, y con el que obtuvo el premio de la Crítica de Castilla y León y el Villa de Madrid.
En 1984 fue elegido presidente de la Asociación de Escritores (ACE), puesto que ocupó hasta comienzos de los 90. También es miembro fundador del Foro de Ermua y ha defendido actitudes políticas críticas con el nacionalismo y el pacto de Estella, un posicionamiento que también ha dejado patente en numeroso artículos. En julio de 2002 calcinaron su farmacia en San Sebastián.
El Premio Nacional de las Letras Españolas está dotado con 30.000 euros y está considerado el más importante de este género tras el Premio Cervantes, que se falla el próximo jueves.