J. HERRANZ
La impresión general que sacaron ayer los pocos cinéfilos presentes y los medios que cubrieron la mesa redonda de jóvenes actores organizada por el International Film Festival (IFF), es la de que hay que tener mucha vocación para entregar tu vida y talento a un oficio tan frágil, vulnerable y en precario como el de actor. Eso sí, según las tragaderas de cada cual, en cuanto a lo de vender o no tu alma al diablo. Léase: trabajos de pura supervivencia, series de televisión al por mayor o lo que te salga.
Moderada por el actor mexicano Demián Bichir (miembro del jurado del IFF), participaron en el debate sobre el oficio de actor y sus expectativas, que se celebró en la Sala Aramon: Óscar Jaenada, Francisco Conde, Kira Miró, Javier Pereira, Javier Ríos, Eva Almaya, José Luis García Pérez, Alfonso Basabe y la actriz argentina Bárbara Lombardo, quien presentará hoy La Cautiva, de Gastón Biraben, de la que es una de las protagonistas.
La actitud dominante en el grupo la resumió bien Óscar Jaenada: «Es muy difícil trabajar como artista, porque lo que prima en el cine es el dinero»; y por lo tanto, si quieres sobrevivir en el oficio hay que hacer concesiones y trabajar en proyectos alimentarios. Aunque, eso sí, «los actores tenemos capacidad para aprender de todo tipo de personajes», precisó, acaso por aquello de que lo que no mata engorda, el Premio Goya por su estupenda interpretación de Camarón.