G. ROMANÍ
A muchas personas sorprende el desconocimiento general que se tiene de que Formentera es, junto a Eivissa, parte importante y decisiva de lo que es la declaración 'Ibiza Patrimonio de la Humanidad' que para ser más exactos se refiere a 'Ibiza, biodiversidad y cultura' tal y como señala la evaluación técnica de la IUCN, Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza dependiente de la Unesco.
Sin embargo, las consultas llevadas a cabo previamente por dos visitadores externos, las oficiales con las administraciones de Eivissa y Formentera y el estudio efectuado en 1999 por Pedro Rosabal, visitante de campo, dejan claro que Formentera aunque habitualmente no se la mencione o se haga en un término casi marginal, aporta mucho a que se consiguiera esta declaración de patrimonio universal por parte de la Unesco.
El motivo es que pese a que Eivissa, concretamente Dalt Vila, puede aportar un patrimonio cultural de relevancia en cuanto a lo que son las murallas de la ciudad, en términos generales y de conservación de la naturaleza, ambas islas van a la par. En el estudio se señala que el componente territorial en materia de valores naturales incluye las lagunas costeras, básicamente situadas en Formentera, s'Estany des Peix y s'Estany Pudent, mientras que en los estanques salineros corresponden a ambas islas, siendo, en el caso de Formentera, los que se sitúan alrededor de s'Estany Pudent, las salinas den Marroig y las salinas den Ferrer. Pero al mismo tiempo incluye las pequeñas islas, islotes para ser más concretos, situados en las zonas de es Freus que separan ambas islas como s'Espardell, es Penjats y s'Espalmador, pero que también incluyen la isla des Porcs, el arrecife de sa Torreta y Castaví junto a s'Espalmador y s'Espardellò a pocos metros de s'Espardell, así como los cuatro islotes que definen y dan nombre a Illetes.
Sin embargo la zona incluida en el patrimonio natural de ambas islas, salinas incluidas, no deja de ser escasa, 2,667ha, frente a las 8,564ha marinas que suman así las 11,231ha incluidas en la zona en cuestión. Y es así donde se demuestra el extraordinario valor del entorno marino de Formentera con las praderas de posidonea oceanica mejor conservadas del Mediterráneo así como las salinas de ambas islas que fueron incluidas en la lista de humedales de máximo interés en la convención Ramsar de 1993 por su crucial importancia para las aves migratorias que la utilizan como lugar de paso o nidificación de muchas especies.
Por lo que a las praderas de posidonea oceanica en el estudio se remarca que es una muy importante especie endémica que sólo se encuentran en el Mediterráneo y que es crucial para que se den las excepcionales condiciones de transparencia y limpieza de las aguas al tiempo que tienen un efecto protector de las playas ante los temporales. Y mencionando un estudio del biólogo marino afincado en Formentera, Manu San Félix, Rosabal remarca que en algunos puntos la barrera de posidonea llegar a alcanzar los cuatro metros de altura, la máxima que se ha podido descubrir en lugar alguno del ámbito marino. Pero la posidonea es igualmente básica para la producción de biomasa marina y del mantenimiento sostenible de los stocks marinos. Esa la importancia de esta especie que ha hecho que la posidonea estén incluidas en los ecosistemas a proteger desde la directiva Habitat 2000 y en el anexo IV de la convención de Berna, mientras que la UNEP en 1989 ya dictaminó que se trataba del ecosistema más amenazado en el Mediterráneo.
Los motivos son obvios ya que gracias a la posidonea en la zona hay un total de 220 especies, un récord en comunidades marinas del Mediterráneo en la que existe además una importante comunidad de escteinascidea turbinata, especie marina con reconocido valor preventivo y contra diversos tipos de cáncer que se ha cultivado y desarrollado en s'Estany des Peix, un gran número de cuevas que ofrecen un importante número de datos y elementos sobre la geología y la geomorfología evolutiva de las islas, como algunas cuevas en las que en su techo, varios metros por encima del nivel del mar existen numerosos fósiles intactos. Pero Formentera también es el último punto de avistamientos de una especie, la foca monje y de otras cinco especies marinas consideradas por la propia UICN en un estado de práctica desaparición.