AGENCIAS / J. H.
José Morella (Eivissa, 1972) presentó ayer en Barcelona su segunda novela, Asuntos propios, un relato sobre el abuso de poder en la vida cotidiana en el que reflexiona sobre el hecho de que las palabras dejan de tener efecto cuando las pronuncia las personas más ancianas de la comunidad. La novela quedó finalista en el XXVI Premio Herralde, junto con las del argentino Carlos Bosqued y el mexicano Tryno Maldonado.
Profesor en Barcelona de español para extranjeros, Morella señaló que Asuntos propios se centra en las peripecias de Roberto, un hombre de 71 años, acostumbrado a vivir a su aire, que un día conoce a Jacinta, una mujer negra que le hace de asistenta en las tareas de la casa. También aparecen los personas de Isabel, la hija de Roberto, y Dolores, una portera que se encargaba antes de limpiar en casa de Roberto y ahora no puede hacerlo por sufrir una embolia.
Morella apuntó que cada vez hay más personas mayores tristes «e intuyo que cada vez más de ellos cruzan el umbral y dejan de ser escuchados». En ese sentido, el escritor ibicenco subrayó que siempre le ha producido tristeza y miedo pensar «en el momento en el que una persona toma conciencia de que sus frases dejan de tener consecuencias directas en los actos de los demás», añadiendo que «en ese miedo está el motor de esta historia» y precisando que le alivia «pensar que escribir puede hacerme llegar a más personas, estar vivo y tener más esperanzas».
Por otra parte, aseguró que su novela no trata sólo sobre la vejez, remarcando que uno de los personajes con más peso es el de Jacinta, una extranjera que siempre genera desconfianza entre los oriundos del lugar.
José Morella publicó en 2004 la novela La fatiga del vampiro y es autor del poemario Tambor de luz, editado en 2001. Un escritor que no quiere agitar la conciencia del lector con sus novelas, pero sí, «ayudarle a reflexionar».