JULIO HERRANZ
Con el aforo de nuevo completo, el Ballet de Moscú presentará a las 21,00 horas de mañana domingo en el escenario del centro cultural de Can Ventosa su nueva producción, Giselle, con música de Adolphe Adam y coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot. Estrenada en París en 1841, Giselle constituye una de las más puras joyas del ballet romántico; una pieza fundamental de la danza clásica, tanto por el tratamiento de los ideales románticos como por el empleo de la más refinada técnica teatral del siglo XIX.
Al frente del Ballet de Moscú sigue estando Timur Fayziev, fundador de la compañía en 1989, cuando aún bailaba como solista en la compañía Ballet Stars of Moscow. Dos décadas en las que el Ballet de Moscú ha girado por 60 países y ha realizado más de 1.000 representaciones.
-¿Cree que el público de Eivissa conecta bien el con el Ballet de Moscú?
-Siempre nos acoge con mucho cariño, por eso estamos encantados de actuar en esta isla. Creo realmente que se trata de un público exigente que valora el esfuerzo de todos los bailarines, y sabe hacer llegar al escenario el calor de los aplausos.
-¿Adaptan el número de bailarines en función de las dimensiones de los escenarios; cuántos vienen a Can Ventosa?
-Es muy difícil, por pequeño que sea el escenario, que se disminuya el número de bailarines, ya que eso influye en toda la coreografía. Nos adaptamos a todos los escenarios. Es preferible saltar un poco menos o recorrer menos espacio en cada vuelta.
-¿Qué destacaría (montaje, bailarines...) de su versión del ballet de 'Giselle'?
-En el Ballet de Moscú se intenta respetar al máximo las coreografías originales; intentamos mantener las versiones intactas, ya que es lo que el público viene a ver. Evidentemente, ni los decorados, ni la parte técnica, como la iluminación, son las mismas que hace 20 años, cuando formé la compañía. En la actualidad, los elementos técnicos te permiten enfatizar, resaltar cosas, dirigir la mirada del espectador a un lugar concreto, crear tensión y relajación con sólo iluminar de una determinada manera.
-¿Cuál es el 'secreto' del éxito de los ballets rusos?
-Desde que comencé a bailar, lo que más recuerdo de mis compañeros, y hoy día en nuestros bailarines, es el esfuerzo. Esfuerzo por hacer las cosas bien, por dar la vida en cada paso o pirueta buscando la perfección, en ocasiones de forma dolorosa. La preparación física que recibe un bailarín en Rusia es muy cuidada, ya que la adecuada musculatura te permitirá en un futuro alcanzar cada paso.
Después, más en concreto, en nuestra compañía se hace mucho hincapié en la búsqueda de los personajes. Nuestros bailarines transmiten las sensaciones y sentimientos que dibujan a cada personaje en cada situación.
-¿Siguen la misma disciplina en las giras que en Moscú?
-Por supuesto, no podemos parar. Cada día llegamos al teatro, si es posible, unas cinco horas antes de la representación para realizar la clase y los ensayos, donde redibujamos las posiciones para adecuarnos al tamaño del escenario de ese día.
-¿Les afecta mucho la crisis financiera internacional?
- Podría afirmar que no, ya que seguimos recibiendo invitaciones de todos los lugares del mundo. Es cierto que existe esa crisis financiera, pero la gente tiene necesidad de distraerse, de evadirse de los problemas durante el tiempo que dure la representación; y sigue llenando los teatros, como estamos comprobando por todas partes.