Can Ventosa se vistió de gala nuevamente este sábado para recibir a una de las grandes damas de las tablas españolas, Núria Espert. La actriz catalana trajo a Eivissa su último espectáculo, La violación de Lucrecia, una obra de juventud de William Shakespeare que ya recoge lo que serán los elementos fundamentales que han hecho célebre al legendario dramaturgo, tal y como explica la propia Espert. «Es un mosaico de sentimientos, pasiones, arrebatos y delitos, en un espectáculo de gran belleza, a pesar de su escalofriante violencia», resumía la actriz, que ha afrontado esta propuesta bajo la dirección de Miguel del Arco.
Durante alrededor de hora y cuarto, la actriz se enfrentó en solitario a un escenario prácticamente vacío, sólo arropada por una cama con dosel, una mesa y una silla, testigos mudos del drama que fue desgranando la Espert dotando a su voz de las inflexiones precisas para remarcar el odio, la crueldad, la tristeza y la resignación que pueblan este texto.
Todo ello jugando con los diferentes personajes que conforman la acción y que se reparten entre la Lucrecia que da nombre a la obra hasta Sexto Tarquino, su agresor.
Los espectadores de la sala pudieron sentirse partícipes de una historia, de tintes casi míticos, que narra el hecho que, presuntamente, desembocó en la rebelión contra el último rey de Roma y la instauración de la República. La historia se enmarca en el siglo VI a.C. y reina el último monarca romano: Lucio Tarquino. Los generales Colatino y Sexto Tarquino (hijo del rey) rivalizan en una conversación acerca de la fidelidad de sus esposas. Van a sus casas a sorprenderlas y la de Sexto está de celebraciones mientras que Lucrecia, la de Colatino, está hilando castamente.
Es en este punto que se inicia la acción real de la obra, cuando Sexto Tarquino, tras comprobar que su esposa no le es fiel, viola a Lucrecia, la mujer de Colatino, la cual lo denuncia y luego se suicida. Bruto, amigo de su marido, encabeza entonces una revuelta contra la familia de Tarquino, que acaba derrocando al rey.