Carmen Barca (Las Piedras, Uruguay, 1960) reside en Eivissa desde 2005. Hasta aquí trajo, no sólo su experiencia como artista, sino también su capacidad de transmitir su amor al arte, literalmente, a través de su tarea como docente. Hoy presenta a las 18 horas en Can Curt (Sant Agustí) su exposición titulada Los abrazos. En ella presenta 12 piezas, entre acrílicos y acuarelas, dedicadas a esta muestra de afecto y a todas las formas que ésta puede tomar. Confiesa que siempre pinta dependiendo de su estado de ánimo, y en esta ocasión no ha sido diferente. El cubismo es el movimiento artístico con el que se siente más cómoda y con el que más consigue expresar. Sin embargo, también deja espacio para ilustrar su obra de manera más figurativa.
-¿Por qué decidió titular esta muestra 'Los Abrazos'?
-Es un tema que me motivó. Me parece que en estos tiempos nos hacen falta muchos abrazos. Llevo preparando esta muestra desde 2009.
-¿Qué le llevó a dedicar toda una exposición a esta muestra de afecto?
-Es un proceso, como todo. Hay diferentes tipos de abrazos. Incluso cuando hice la investigación para este trabajo le preguntaba a la gente ¿qué es para ti un abrazo?, ¿cómo lo definirías?. También me basé en sensaciones que la gente me iba transmitiendo. A partir de empezar a trabajar en esto, yo misma empecé a prestar atención a lo que siento cuando me abrazan, según quién lo hace, cómo abrazo porque hay muchos tipos de abrazos.
-¿Ha podido clasificarlos en esta ocasión?
-Hay de todo. Hay una maternidad. Hay un abrazo solo, basado en mí, un abrazo solitario que se titula Soledad. Hay un abrazo a una chica embarazada que es muy tierno. Hay varios tipos de abrazos. O el del cartel de la exposición, que es un abrazo a un niño y se titula A Àlex porque está dedicado a mi nieto. Cada uno tiene un sentimiento que es lo que he intentado reflejar en la muestra.
-Cada cuadro es distinto e intenta expresar sentimientos diferentes...
-Algunos son muy coloridos y expresivos, con líneas muy definidas. Los hay simples, figurativos realistas. Y todos transmiten emociones distintas, ya sea por la forma o el color. Esa es mi idea, después el público experimenta su propio viaje. Lo más sorprendente e interesante de las exposiciones es escuchar lo que la gente ve en los cuadros.
-Hasta hace poco compaginaba su trabajo artístico con su labor docente, ¿qué recuerdo tiene de esa etapa?
-Fue una buena etapa. Daba clases a niños y son fantásticos. Aprendí mucho de ellos. Es importante dejarles un espacio de expresión para que investiguen. No es que todos los niños tengan que ser pintores pero sí que pueden ser creativos.
-¿Usted tuvo claro desde pequeña eso de 'Mamá, quiero ser artista'?
-Siempre me gustó pintar y dibujar. Mi madre y mi hermano dibujaban muy bien. Pero, aunque nazcas con un talento, tienes que optar por formarte y seguir investigando.
-¿Qué le parece la sala de Can Curt, que acoge su exposición?
-Es una sala que está muy bien. Y también es una buena noticia que hayan inaugurado la sala de Can Jeroni, en Sant Josep. Así hay más espacios para que los artistas muestren su obra.
-¿Qué valoración hace de la situación artística de la isla?
-Cada vez está mejor pero, desde luego, siempre hay margen de mejora. Siempre es una buena noticia la apertura de nuevos espacios que sirvan para apoyar el arte local.