El fotógrafo ibicenco Jordi Serapio presenta hasta el próximo día 24, en las nuevas instalaciones municipales de Sant Jordi, una colección formada por 20 imágenes. A través de su cámara fotográfica ha logrado sacar a la luz a algunas de las grandes desconocidas de la flora pitiusa, las orquídeas, habitualmente relacionadas con las flores ornamentales traídas desde exóticos países asiáticos. Lo que mucha gente no sabe es que estas flores también crecen en varios puntos de las Pitiüses y que se han identificado más de una veintena de especies distintas. «Aún no he localizado las tres especies restantes», confiesa Serapio que relata que «hay plantas muy comunes, fáciles de encontrar y distribuidas por toda la isla». Sin embargo, hay otros tipos cuyo encuentro se ha resistido ya que, según el propio fotógrafo, «son raras, están muy localizadas y son escasas».
Con el fin de encontrar todas estas especies, Jordi Serapio inició hace dos años una exhaustiva investigación con el fin de conocer sus características principales y, sobre todo, su época de floración específica para poder retratarlas. «La documentación es poca pero hay un libro, distribuido en los años 80, que contiene un artículo muy interesante sobre las orquídeas, que se titula Ibiza, un paraíso natural desconocido, de un autor alemán que vivió aquí muchos años y que tomé como punto de partida», explica.
«El reto comienza cuando identificas una, sales, la encuentras pero descubres una nueva especie. Para eso, me documento sobre dónde puedo encontrarla y vuelta a empezar. Implica mucho trabajo de campo», asegura con una sonrisa que demuestra la pasión que siente por este trabajo que realiza.
Joyas vivas
«Hay especies muy raras cuyas poblaciones se limitan a unos pocos cientos de metros cuadrados», asegura. Este es el caso de la Orchis Collina, fácilmente localizable en Formentera pero cuya presencia en Eivissa se limita a una sóla población. Serapio es bastante reacio a desvelar el lugar en el que se encuentran estas plantas. «Temo que ponga en peligro las poblaciones», confiesa. Sin embargo, cree que a través de la divulgación de su existencia será más fácil que la gente ame el valor natural que poseen. Su respeto a la hora de salir en busca de estas plantas es su única preparación a la hora de iniciar una nueva búsqueda. «En Eivissa existen grandes expertos en esta materia pero hay muchos aspectos de la naturaleza que son totalmente desconocidos para la mayoría de la población y las orquídeas son un ejemplo», asevera y, con preocupación, recuerda como en una ocasión pudo observar como «una persona se había hecho un ramillete de orquídeas y pensé que era una locura». Su discurso es contundente a la hora de pedir prudencia para todo aquel que desee adentrarse en el mundo de la fotografía de naturaleza: «Cuando no conocemos una planta, es mejor no tocarla, para no dañar endemismos vulnerables».