Irene de Andrés (Eivissa, 1986) se trasladó a Madrid hace siete años para estudiar Bellas Artes en la Universidad Complutense. Tras numerosos proyectos, su gran salto profesional se ha producido este año. Reconocimientos y varias exposiciones en camino en la capital avalan el éxito de su incipiente trayectoria como artista. Trabajando a un ritmo frenético y llena de ilusión prepara para septiembre una exposición en el Espacio F, del mercado de Fuencarral y un proyecto colectivo que se titula Biblioteca intervenida en el que participarán un total de cuarenta artistas y que consiste en intervenir una publicación, así como otra muestra colectiva en octubre. Estos días presenta en la galería Marta Cervera, de la capital madrileña, su trabajo Habitación con vistas al mar.
-¿Cuándo comenzó a ser esto una carrera profesional?
-De un modo más serio, hace aproximadamente un año y medio. Hice otras exposiciones antes pero estaba en un proceso de búsqueda, en el que sigo pero era, por decirlo de alguna manera, menos profesional.
-¿Por dónde transcurre este camino de búsqueda?
-¿Cuál de ellos? (risas). Siempre llevo varios proyectos a la vez y, depende de las oportunidades, me dedico más a uno o a otro.
-Se podría decir que el eje temático de uno de sus trabajos premiados recientemente es el turismo, pero con matices...
-Habitación con vistas al mar, como otros de mis proyectos, siempre tiene una reflexión sobre el turismo y la idea prediseñada del paraíso que tenemos hoy. Pero el trabajo no se queda sólo en esa sino que, en los diferentes niveles de lectura, también habla de la contemplación y de la necesidad de abrir un tiempo para la reflexión en este mundo atestado de imágenes en el que vivimos. Siempre utilizo mucho una reminiscencia a una ventana simbolista de Odilon Redon. Me gusta hablar del pasado, de un tiempo que considero que es el germen de muchas corrientes artísticas de hoy en día y, como artista, me interesa mucho la Historia del Arte y saber qué se ha hecho y qué se hace.
-¿Puede ser que sus reflexiones sobre el paraíso vengan de su origen ibicenco?
-Creo que sí. Es algo inevitable pero esta idea no aparece en todas mis obras. En unas se hace más patente que en otras.
-Suele compaginar varios lenguajes expresivos como fotografía o vídeo, ¿tiene alguno predilecto?
-Utilizo estos dos lenguajes pero no exclusivamente. También trabajo mucho con la intervención sobre objetos. Por ejemplo, mi trabajo sobre límite visual es interviniendo folletos y revistas de viajes con pintura acrílica negra. También trabajo mucho con la instalación, que es la manera de disponer las obras en sala, también tengo otra faceta de obra gráfica... En realidad toco muchos medios porque, dependiendo del proyecto en el que esté trabajando, elijo la mejor manera que creo que podría explicarlo o mostrarlo.
-¿En que consiste su trabajo de límite visual?
-La fotografía más que como medio, me interesa como concepto, en lo que se refiere a límite visual. El encuedre ya manipula una imagen de la que sólo muestras una parte. El encuadre lo que hace es discriminar parte imagen, cosa que no critico.
Fantasmas del turismo
La artista continuará en verano, durante las vacaciones, cuando tendrá la oportunidad de pasar más tiempo en la isla un proyecto en el que está trabajando actualmente.
«Siempre he tenido ganas de hacer algo con un sitio tan peculiar como es Eivissa», asegura. En este caso se trata de un trabajo de documentación fotográfica de ruinas de discotecas y otros centros de ocio que pueblan toda la isla.
«Ya he documentado el derribo de Idea, en Sant Antoni; el Festival Club, de Sant Josep, que sigue estando en ruinas; el delfinario, de Ses Salines», rememora Irene de Andrés, que define estos lugares como «los fantasmas del turismo». Y es que, según asegura: «Nadie hace nada con estos lugares y se han convertido, tristemente, en parte del paisaje. Son lugares de ocio que ni se derrumban ni se destruyen».