Cuando se le pregunta a Katja Micus, responsable del Espai Micus de Jesús, de qué modo consiguió que Frederic Amat (Barcelona, 1952) expusiera su obra en Eivissa los ojos se le iluminan y recuerda cómo consiguió su teléfono, se lo propuso «y dijo que sí». El resultado de tal respuesta afirmativa podrá contemplarse a partir de mañana sábado en el Espai Micus. La inauguración tendrá lugar a las siete de la tarde y la exposición podrá visitarse todos los domingos (de 11,00 a 14,00 horas) hasta el mes de octubre.
La pasión por la obra de Amat por parte de Katja Micus viene de lejos, concretamente de finales de la década de los setenta, cuando visitó una muestra del artista en la galería 13 de Barcelona. «Trabajaba en la ciudad, era el año 1978 y vi una exposición suya —recuerda Micus—. Compré unos catálogos y desde entonces no he podido sacarme su trabajo de la cabeza».
Como gestora del Espai Micus, Katja vio la oportunidad de cumplir una vieja aspiración y, a través de un amigo común, un arquitecto residente en Mallorca, logró ponerse en contacto con Frederic Amat. «No nos conocíamos de nada y me dijo que sí expondría en el Espai Micus, así que viajé a Barcelona, seleccionamos la obra y puedo decir que todo ha ido muy bien», relata complacida.
De este modo, en las salas de Jesús se han colgado alrededor de cincuenta obras de diversos tamaños y que abarcan el recorrido pictórico de Frederic Amat desde los años setenta hasta la actualidad. Las técnicas, tal y como apunta Katja Micus, son variadas y en el recorrido por las dependencias del Espai pueden contemplarse dibujos, pinturas y también piezas realizadas con materiales como espuma, pelo o plantas. «También había piezas hechas con cera, pero con el calor quizá sería arriesgado exponerlas», explicó ayer Micus.
A lo largo de su carrera artística, Frederic Amat ha conseguido traspasar los muros que definen la pintura para convertirse en un artista de difícil catalogación. Sus incursiones en la escultura, las intervenciones en edificios, las escenografías para danza, teatro y ópera o la fotografía le sitúan muy cerca de ser considerado un artista total, a la búsqueda siempre de nuevos límites en los que depositar su creatividad.
Escenografías
De este modo, ha trabajado en escenografías para obras de García Lorca, Beckett, Goytisolo, Koltés y Octavio Paz, pero también ha ilustrado grandes obras de la literatura como Las mil y una noches o La Odisea. El mundo del cine ha sido otro de los campos que ha explorado a partir de su pintura en películas como Viaje a la luna, Foc al càntir, El aullido, Danse Noire y Deu dits.
Combinando la pintura, la escultura, la cerámica y la propia arquitectura ha intervenido en diversos inmuebles con instalaciones, como El mural de les olles, Villanurbs, Pluja de sang o Mur d'ulls.