«¿Conoceremos algún día la verdadera historia de Colón? Creo que se está escribiendo ahora. Las historias que aprendí de niña ya no existen. Estamos cansados de los mitos. Son necesarios y bonitos pero tienen su momento y ahora hay que buscar la verdad». La investigadora y profesora emérita de literatura hispánica en la universidad de Georgetown, en Washington DC (EE UU) se explica así por teléfono desde la capital estadounidense, al no haber podido acudir debido a un problema familiar al cierre de las primeras Jornades Colombines que finalizaron ayer en el Museu Monogràfic de Puig d'es Molins. Su conferencia, titulada Tres calas en busca de Cristóbal Colón, fue leída por Pere Vilàs, quien estuvo acompañado por el delgado diocesano de Patrimonio, Francesc Torres Peters, y por el periodista e investigador Nito Verdera quien cerró las jornadas con su intervención.
Irizarry ha dedicado gran parte de su vida a la investigación lingüística y en uno de sus libros, El ADN de los escritos de Cristóbal Colón, llegó a la conclusión de que el descubridor de América escribía en catalán y era judío converso. «El estilo de puntuación, las vírgulas, obedecía a una disposición geográfica que los de Castilla no usaban y que surgía en las tierras catalanoparlantes de la antigua Corona de Aragón». En el libro se compara el sistema de escritura del navegante con manuscritos de Galicia, Portugal, Italia, Tarragona, Castilla, Barcelona, Eivissa, Europa o Génova, entre otros, y hasta ahora, el ADN lingüístico apunta a Eivissa», afirma Irizarry, quien considera que la investigación sobre Colón debe centrarse no en quién era, sino en cómo era, algo que puede extraerse de sus escritos. «Seguimos buscando, pero han pasado quinientos años y, mientras, el verdadero Colón está desapareciendo».