Numerosas personas de todas las edades acudieron ayer a la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento de Benidorm para dar el último adiós a Manolo Escobar, que ha fallecido este jueves a los 82 años después de una larga enfermedad.
El féretro con los restos mortales del artista, a su llegada al consistorio, fue recibido entre aplausos y gritos de «Viva Manolo» por centenares de personas que en esos momentos hacían cola para entrar en la capilla ardiente, algunos desde una hora antes de su apertura al público.
Junto al féretro también llegó la familia del artista, entre los que se encontraban su mujer, Anita Marx, y su sobrino y representante, Gabriel García. Los familiares fueron recibidos por el alcalde de Benidorm, Agustín Navarro, y una buena parte de los miembros de la corporación municipal.
Ya en el interior de la capilla ardiente, el Ayuntamiento concedió al artista fallecido la Medalla de Oro de la ciudad, a la que ha estado vinculado durante cinco décadas, desde que adquiriera su primera vivienda en 1964.
Su sobrino y representante señaló que, con este gesto, Benidorm le ha otorgado a Manolo Escobar «lo que se merece», porque ha llevado a la ciudad «por bandera siempre». «Siempre comentaba que quería morir en su casa de Benidorm y hasta eso le ha concedido la vida», señaló.
García indicó a los periodistas que Manolo Escobar «se ha ido sin sufrir» después de dos años y medio luchando contra un cáncer.
En este tiempo «ha tenido momento buenos» y «también momentos malos, y ahora estaba en un momento malo», dijo. De hecho, el artista recibió el alta el martes pasado tras haber pasado ingresado varios días en un centro hospitalario de Benidorm.
García manifestó que la familia era consciente de que «estábamos en la recta final». Sin embargo, la muerte del cantante les ha pillado un tanto por sorpresa. «No pensábamos que estábamos en una recta con esta pendiente», añadió.
Conteniendo la emoción, confirmó que la familia afronta estos momentos con «mucha tristeza», pero también con «alivio», porque el artista ha fallecido antes de que la enfermedad entrara en una fase más dura, en la que «iba a empezar a tener más sufrimientos que alegrías».
El trago más duro lo está pasando su mujer. «Además de ser el amor de su vida, es la persona con la que ha compartido 54 años. Cuando llevas 54 años con una persona y se muere es como si te arrancaran medio cuerpo», declaró García.
El sobrino del artista agradeció las numerosas muestras de cariño y el gesto de todos aquellos ciudadanos que se acercaron a la capilla ardiente a darle el último adiós al cantante.
«Él siempre decía: 'estoy convencido que hay mejores artistas que yo y mejores cantantes que yo, pero en España no hay nadie más querido que yo'. Y yo también me lo creo», manifestó.
Entre quienes aguardaban para entrar a la capilla ardiente hubo vecinos de Benidorm, ciudad a la que Manolo Escobar ha estado ligado durante las últimas cinco décadas, pero también personas de diversos puntos de la geografía española a quienes la muerte del artista les ha sorprendido en esta ciudad alicantina cuando disfrutaban de unos días de vacaciones.