Después de aproximadamente un mes de trabajo, el encofrado de madera situado bajo la bóveda de la iglesia de Sant Elm ya es una realidad. La imponente estructura que debe facilitar que se trabaje en la cubierta del templo sin riesgo para sus ocupantes cubre toda la superficie del techo y su finalización ha permitido reabrir la iglesia al culto tras permancer cerrada durante la instalación de este ‘techo' provisional. El cambio de imagen ha sorprendido a muchos y no pocas personas han sugerido que el encofrado provisional podría convertirse en permanente.
Terminada esta estructura, el trabajo en Sant Elm entra en una nueva fase, centrada sobre todo en la monitorización de la estructura del templo para unir los nuevos datos a los ya existentes y establecer el plan de actuación para rehabilitar el inmueble, unas obras que son financiadas por completo por la Diócesis de Eivissa.