El 24 de agosto de 2011, la saxofonista austriaca afincada en Eivissa Muriel Grossmann subió al escenario del festival Eivissa Jazz instalado en el paseo de Vara de Rey. Junto a ella estaban el guitarrista Radomir Milojkovic, Robert Landfermann a la batería y el contrabajista Christian Lillinger. Fue uno de los mejores conciertos de aquella edición y ahora ve la luz la grabación de aquella velada bajo el título de Awakening (Dreamlandrecords), que puede adquirirse en Discos M15, Libro Azul, Musicasa, Casa Martín y plataformas digitales.
—¿Cuándo decidió publicar la grabación de aquel concierto?
—De hecho, quisimos participar en el festival para poder grabar un cd en vivo. Sabíamos que teníamos la posibilidad de registrar estos temas para el público y para la posterioridad. Unos días después del concierto me dejaron la grabación y me gustó. Estaba bien, un buen groove, una banda fantástica y unas canciones con carácter. Todo el mundo estaba a tope y el público respondía a las mil maravillas. Ha tomado su tiempo, pero aquí está.
—Aquella noche contó con las aportaciones de Christian Lillinger y Robert Landfermann, que llegaron desde Alemania para la actuación.
—Los dos son grandes músicos. Sienten exactamente lo que la música necesita a cada momento. Tocar con ellos es un viaje placentero, porque puedes ir a donde sea sin perder el camino. Y encima son buenas personas con las que es muy fácil trabajar. Fue un verdadero placer compartir el escenario con ellos.
—¿Cómo los definiría?
—Landfermann tiene un sonido amplio, una sensibilidad refinada, una imaginación de largo alcance y una técnica impecable. Es una persona muy armónica y centrada. Lillinger es un monstruo con una expresividad sin límites. Ofrece una amplia gama de conceptos, ideas y estados de ánimo y es una nueva voz para la batería. Ambos son innovadores dentro de su generación. Tanto Radomir como yo estamos muy agradecidos de poder tocar con ellos. De hecho, en mi próximo cd, que ya está grabado y saldrá en junio, también tocan ellos.
—La financiación de este disco ha sido en parte a través de micromecenazgo. ¿Es un buen modo de llevar a buen puerto proyectos como éste?
—Cuando sacas un disco a través de tu propio sello discográfico tiene que tener varios apoyos. Una gran ayuda ha venido del Ayuntamiento de Eivissa; del SKE de Viena, que ofrece patrocinios para compositores, y del Ministerio de Educación y Arte de Austria (BMUKK). El Consell d'Eivissa comprará ejemplares para sus bibliotecas. Respecto a la campaña de micromecenazgo ha sido algo nuevo para mí y me parece fantástico. Imaginar que seiscientas personas ponen cinco euros o ciento veinte y compran un cd por adelantado. Parece muy posible, pero la realidad es diferente, ya que me encontré con mucha gente que no quiere pagar con targeta o con Paypal por internet, les asusta. Por otra parte, ha sido una buena publicidad y he recibido mucho apoyos a nivel personal.